El Jefe de familia (III).


Con el correr de los días, Roque se iba turnando para darles placer a su hermana Dora y a su hija Ana. Ellas ya sabían que Roque se las pasaba por la piedra a las dos, pero no les molestaba, porque su atracción por él era más bien carnal que sentimental y comprendían que Roque se encontraba muy a gusto con aquella situación de tener para él a cualquiera de las dos cuando quisiera.

Todo iba sobre ruedas en la vida sexual de Roque, hasta que un día recibió un llamado de su hija María, avisándole que volvería a la mansión en compania de Carlitos su nene de 6 meses, ya que su marido tenia que salir en viaje de negocios por 2 semanas al extranjero, su hija mayor estaba de camping con amigos del colegio así que quería aprovechar para descansar de su vida de ciudad, que en verdad era bastante monótona, aunque fuera solo por 2 semanas Roque le dijo que se alegraría de ver a su nieto ya que no lo veía hacia bastante tiempo, pero para si mismo pensaba que esto le cortaría su renovada vida sexual.

Roque, para librarse de algo de la tentación que sentiría en esas 2 semanas, convenció a su hija Ana para que se fuera a la casa de María en la ciudad, con el pretexto de cuidarle el piso a su hermana durante la estancia de ésta en la mansión. A María no le pareció nada raro el pedido de su hermana, pensaba que ella lo utilizaría para tener alguna cita amorosa por lo que le entrego las llaves de su piso, le dijo que se divirtiera y que se sintiera como en su casa.

Con Ana ya fuera de la mansión y con María acomodando sus cosas en el cuarto de Ana, Roque se encontraba tranquilo en la casa. Jugueteaba constantemente con su nieto todo el día, esto le mantenía la cabeza libre de malos pensamientos, por lo menos en el día ya que por las noches en su cama, algo extrañaba a su hija Ana.

Una tarde en la que Carlitos estaba durmiendo la siesta, María y Roque estaban aprovechando para charlar un poco de su vida ya que hacia tiempo que no lo hacían en profundidad, María le contaba que no estaba pasando por un buen momento en su matrimonio, después de quedar embarazada de Carlitos su relación se deterioro bastante, porque su marido se la pasaba en supuestos viajes de trabajo en el extranjero y cuando regresaba no la atendía como en su estado debería ser atendida, se molestaba cada vez que le pedía que fuera más atento con ella y además recibía llamadas durante las noches, las cuales iba a responder a solas al comedor y se ponía muy nervioso si ella estaba presente. A todo esto se sumo que después de tener al niño, su marido tardo 3 meses recién en tener relaciones con ella, por lo que pensaba que estaría buscando en otro lado lo que no quería tener en la casa.

Roque le dijo que siempre tendría las puertas abiertas en su casa para recibirla si decidía dejar a su marido, a lo que María agradeció con un beso en la mejilla y un abrazo fuerte.

Siguieron hablando de distintas cosas más amenas, hasta que María mirando su reloj de pulsera dijo que se le había pasado la hora de alimentar a su hijo y que tenia que ir a darle la teta. María se retira al cuarto y su padre se quedo imaginando a su nieto chupándole la teta a su hija y sintió celos de la privilegiada posición de su nieto. Al rato no pudo resistir más y se encamino al cuarto de su hija, la puerta estaba abierta pero no se animaba a entrar, golpeo la puerta preguntando si podía pasar y su hija le dijo que sí. Su hija no sospecharía ninguna mala intención de él ya que solo era un abuelo que estaba contemplando como amamantaban a su nieto. Pero él solo contemplaba el seno de su hija, enorme por la leche que tenia, le pareció hermoso y su pezón aun más, era grande y oscuro, su nieto no lo podía abarcar con su pequeña boquilla, Roque sé ensoño pensando que era a él al que estaba amamantando su hija y se le escapo en un suspiro - ! que hermoso que es ! - y se retiro del cuarto antes que ella notara el bulto que se había formado en sus pantalones. Su hija no sabia muy bien si esa frase era para su nieto o para su seno, por lo que esto le quedo dando vueltas en su cabeza todo el resto del día. En la noche, cuando ya todos se encontraban en sus dormitorios, María estaba en la cama y no podía conciliar el sueño pensando en lo que le había dicho su padre, pero como podría saber si su padre le había alabado al niño o a su teta. La idea de que su padre le hubiera deseado el seno, le llevo a colocarse una mano en la entrepierna, comprobando así que estaba bastante mojada, por lo que se decidió a masturbarse pensando en él. Al poco rato, María se corrió en su cama de una manera que hacia tiempo que no acababa. Pero esto, en vez de calmarle, le éxito más, y se salía de la vaina por ir al cuarto de su padre para preguntarle que le quiso decir hoy cuando estaba amamantando a Carlitos.

Tomo valor se puso una bata y se encamino al cuarto de su padre. Golpeo la puerta y le pregunto si ya estaba dormido, a lo que él le dijo que pasara. Roque estaba leyendo un libro ya que no tenia mucho sueño todavía. Él le pregunto que era lo que deseaba y su hija se quedo entre cortada y no sabia si preguntarle o no, pensaba, de que manera lo tomaría él. Roque al verla confundida le dijo que no tuviera miedo en preguntarle lo que fuera, que entre ellos había confianza y sinceridad para hablar de cualquier tema. Esto le ayudo a María para decidirse a preguntarle. Se sentó al borde la su cama y le contó el dilema que le había surgido después de lo que él le había comentado por la tarde y no sabia si se lo había dicho por el niño o por otra cosa, a lo que Carlos le respondió que había sido por otra cosa. María, muy ansiosa, le pidió por favor que le digiera porque había sido, esperando que le contestara lo que ella misma pensaba, y no estaba errada, su padre le dijo que le había encantado verle el seno desnudo.

María, al sentirse deseada por su padre, le pregunto si le gustaría que le mostrase ahora sus dos senos para que pudiera verlos más tranquilamente, su padre no quiso pasar por alto tan agradable ofrecimiento y acepto gustoso. María se paro, aflojo el nudo de su bata y dejo que ésta se deslizara lentamente por todo su cuerpo, quedando nada más que con una minúscula tanga. Ante el tremendo espectáculo que le estaba ofreciendo su hija, Roque no pudo controlar sus hormonas y tomándola de una mano la atrajo hacia él, quito las sabanas de la cama y le pidió por favor que se acostara con él. A María, le llamo la atención el tremendo bulto que ostentaba su padre debajo del calzoncillo, y desde ese momento se olvido que estaba ante su padre y quedo rendida al macho que la quería poseer. Roque se deshizo de su calzoncillo e hizo lo mismo con la tanga de su hija, la acostó boca arriba en la cama y se abandono a sus deseos más profundos. En toda la noche, no hubo agujero que Roque no usara en su hija, fueron muchos orgasmos los que tubo María esa noche, y al terminar se quedaron los dos abrazados entre besos y caricias mutuas, diciéndole ella que hacia mucho tiempo que no gozaba del sexo como lo había hecho esa noche, y que le estaría eternamente agradecida por hacerla sentir tan bien.

Continuara........

[email protected]