Madre poco usual (II).


Hola amigos, el otro día tuve una nueva experiencia con mi madre y he decidido contárosla.

Como ya explico en la primera parte en una ocasión tuve relaciones sexuales con mi madre, y por fin hace tres días tuve mi segunda experiencia con ella.

Por si no lo recordáis voy a definir otra vez a mi madre y a mi.

Yo tengo 16 años pero aparento más, ya que soy alto y bastante fuerte.

Mi madre está realmente buenísima. Tiene tan sólo 32 años, pero además aparenta 20.

Tiene el pelo rubio y por los hombros, y una figura perfecta. Su cintura es delgada, su culo es increíble, es duro y está muy bien puesto, realmente apetecible, pero lo que más me gusta de ella son sus tetas. Tiene unos pechos grandes, pero no están nada caídos, son muy duros y también están muy bien puestos.

Las medidas de mi madre son 120-60-90, y realmente parece una modelo. Parece que haya sido creada exclusivamente para el sexo, además desde que mi padre nos abandonó cuando yo nací ha tenido muchos novios, y eso aún me gusta más.

Hace tres días estábamos mi madre y yo sólos en casa ya que mi madre dormía en casa de una amiga.

Eran las 23:00 h., y mi madre y yo estábamos sentados en el sofá mirando la televisión.

Como ya era un poco tarde, estábamos vestidos para ir a la cama, yo estraba tan sólo en calzoncillos, y mi madre llevába puesto sólo un jersey en la parte de arriba y en la parte de abajo tan sólo unas finas braguitas.

Mientras que ella miraba la televisión yo no paraba de mirar de reojo lo realmente buenísima que estaba mi madre. Ella me había dicho que nunca más nos íbamos a acostar, pero a medida que la miraba me ponía más cachondo, y mi miembro empezaba a aumentar increiblemente de tamaño. Mientras ella seguía mirando la televisión, yo puse mi mano encima de su muslo y comencé a acariciarlo.

Por supuesto mi madre se había dado cuenta, pero como no tenía ganas de discutir hizo como si no se hubiera dado cuenta.

Yo seguí acariciando su pierna, acercándome lentamente hacia su sexo, pero ella no decía nada.

Finalmente mi mano llegó hasta sus braguitas, y allí comencé a acariciarle el coño por encima de ellas. La acariciaba suavemente, y ella seguía sin hacer ningún gesto ni decir nada.

Lentamente introduge mi mano dentro de sus bragas y comencé a acariciar su húmeda vagina con mis dedos.

Seguí acaericiando e incluso le metí la puntita de mis dedos, y mi madre lo único que hacía era respirar cada vez más fuerte, ya que aunque ella no lo digese, yo sabía que también estaba excitada.

Finalmente mi madre no aguantó mas mis caricias, me cogió la mano y me la retiró de un tirón.

Seguidamente mi madre me riñó por lo que estaba haciendo, y me recordó que habíamos quedado en no volver a tener relaciones sexuales.

Yo me detuve unos minutos, pero enseguida me volvió la excitación, así que lentamente introduje mi mano lentamente por dentro de su jersey y aprovechando que no llevaba sugetador comencé a acariciarle suavemente las tetas.

Mi madre intentaba ignorarme, pero yo seguía manoseando sus tetas ahora con las dos manos. Cada vez le tocaba los pechos con más frenesí, hasta que finalmente mi madre me apartó de un empujón y volvió a sermonearme sobre que lo que hacía estaba mal.

Mientras que ella intentaba explicarme porqué no debíamos hacer el amor, yo notaba que mi erección era realmente increible, y que ya no había marcha atrás, así que no pude controlarme.

Me quité los calzoncillos, estiré a mi madre encima del sofá y me puse encima de ella.

Ella me decía que parase, e intentaba sacarme de encima, pero no podía...

Hábilmente conseguí quitarle el jersey, dejando al descubierto sus preciosos y grandes senos, y comencé a chupárselos y manoseárselos intensamente.

Mientras que seguía acariciándolos mi madre me suplicaba que parase cada vez con un tono de voz más elevado, pero yo estaba poseído por el deseo y la excitación.

Ella seguía forceando conmigo, pero no conseguía sacarme de encima y yo mientras que con una mano y la boca disfrutaba de sus pechos, había introducido mi mano libre por dentro de sus braguitas y acariciaba su húmedo y apetecible sexo que estaba afeitado por los laterales.

Cada vez la acariciaba y la sobaba con más frenesí y ella gritaba que la soltase y seguía intentando sacarme de encima.

Finalmente me decidí a desnudarla por completo, lo que me fue difícil porque ella se resistía con fuerza.

Una vez desnuda coloqué mi polla delante de su vagina, y la penetré de un sólo empujón. Justo en el momento de penetrarla mi madre dio un sonoro grito, y a medida que yo sacaba y metía mi miembro de dentro suyo ella gritaba intermiténtemente de dolor y fustración más que de gusto.

Pronto los gritos de mi madre se mezclaron con las lágrimas, pero yo en ése momento no sentía ninguna lástima, sólo pensaba en follármela salvajemente.

Seguí penetrándola un rato hasta que la cogí fuertemente por las caderas, y con gran fuerza la penetré hasta lo más hondo soltando toda mi leche caliente y espesa dentro de ella.

En ese momento, mientras que me corría notaba un placer desbordante e insuperable, y mi madre seguía llorando de impotencia.

Cuando terminé pasaron unos minutos en los que mi madre lloraba cada vez menos intensamente y yo me recuperaba del tremendo esfuerzo que había hecho, pero no pasó mucho tiempo hasta que me volvió de nuevo la excitación mirándola, ya que más que una madre, parecía una Diosa creada para follar.

Ya tenía de nuevo una increíble erección cuando no lo pude aguantar más, cogí a mi madre que estaba sentada en el suelo, y con contundencia pero no con violencia la puse a cuatro patas.

Ella volvió a suplicarme que la dejase en paz y comenzó de nuevo a llorar, pero yo coloqué mi enorme miembro delante de su culo, y la penetré sin miramientos y con gran fuerza.

Ella dio un gran grito que quedaron en pequeños gritos intermitentes a medida que yo metía y sacaba mi pene de dentro suyo, y la cogía fuertemente de las caderas para evitar que se resistiese.

¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhhh, ahhhhh!!!

Seguí penetrándola un rato cada vez más rápido y más hondo, hasta que finalmente me volvieron a venir unas terribles ganas de correrme, así que la penetré con tanta fuerza que incluso se levantó unos milímetros del suelo, y eyaculé toda mi leche de nuevo.

Por fin me quedé satisfecho y realmente cansadísimo, y mi madre enseguida se encerró en el baño y se pasó el resto de la noche dándose duchas para sentirse más limpia.

Mientras que ella se duchaba, a mi me vino un terrible sentimiento de culpa, y me di cuenta de que lo que había hecho era terrible.

La mañana siguiente mi madre intentó evitarme todo lo que pudo, pero al final conseguí que hablásemos largo y tendido de lo que había pasado. Estuvimos por lo menos dos horas hablando del tema, y finalmente mi madre acabó perdonándome ya que decía que yo era su hijo y que me quería, y que a lo mejor lo sucedido también había sido en parte culpa suya.

Desde entonces han pasado tan sólo 3 días, y aunque al principio parecía que mi madre me guardaba algo de rencor, ahora parece que las cosas han vuelto a la normalidad.

CUALQUIER PREGUNTA O PETICIÓN QUE TENGÁIS PODÉIS ENVIARLA A MI CORREO ELECTRÓNICO. RECORDAD QUE OS PODÉIS DIRIGIR TANTO HACIA MI COMO HACIA MI MADRE.

Mail: [email protected]

Nick: Condor.