El Castigo.


Todo comenzó cuando recién y me había mudado a la capital del país, por aquello de economizar algo de dinero los primeros días los pensaba pasar en la mansión del esposo de una de mis tías, ya que mi idea era el comprar ya fuera o un apartamento o una casa en una buena urbanización, como en efecto hice meses después posteriormente, pero mis dolores de cabeza se iniciaron justo en la residencia de mi tía, ya que una de sus hijas y mi prima en consecuencia, para ser más exacto la mayor me comenzó a seducir, no es que yo sea un santo varón pero francamente ella no era de mi agrado, sencillamente por ser muy plástica, osea interesada en cosas banales, y en cuanto dinero tenía mi cuenta corriente.

Antes de continuar les diré mi nombre es Carlos Varela Tercero, al igual que mi abuelo y mi padre yo me he dedicado a la cría de ganado para el consumo de la carne y de la leche, por lo que en cierta forma a eso le debemos todos nosotros nuestra gran fortuna. Pero yo no les digo esto por jactarme, si no para que tengan una visión clara de mi situación, ya que apenas terminé la secundaría me dedique en cuerpo y alma al negocio de la familia, han pasado casi quince años de eso, durante ese tiempo mi padre falleció y yo me quedé a cargo de todo.

Por aquello de tener un mayor crecimiento personal un buen día decidí continuar mis estudios, como tengo el negocio en muy buenas condiciones decidí comprar una propiedad para estudiar en la capital, pero que pensaba yo que mi prima me había puesto los ojos encima. Bien para hacerles el cuento largo corto les diré, que se las arregló a la semana de yo haber llegado para joderme, les explicaré, como yo no conocía el ambiente nocturno de la capital, ella se ofreció para mostrarme algunas discotecas y clubes, donde como de costumbre en mi caso consumí una gran cantidad de alcohol, cuando regresamos a la casa de esposo de mi tía, mi prima se las agenció para meterse desnuda en mi cama y se acostó conmigo y para serles franco, yo soy de los que no puedo ver un roto abierto por que enseguida voy y lo tapo de inmediato, lo que trajo en consecuencia que al día siguiente se originó un tremendo escandalo dentro de la casa ya que ella muy sagazmente se las arreglo para que tanto mi tía como su marido se dieran cuenta de lo que había pasado esa noche entre nosotros. Que de paso no fue una cosa del otro mundo.

Debido a que Ana que es como se llama mi prima era menor de edad, me la aplicaron bien sencilla o te casas o vas para la cárcel, a mi en esos momentos visitar una institución carcelaria no me atraía mucho, así luego de que traté infructuosamente de convencerla de que dijese la verdad, decidí el casarme pero contrarió a lo que pensó mi prima, casi de inmediato regresé a mi hacienda solo, y tras realizar unos arreglos partí para un nuevo proyecto que había dejado pendiente ya que pensaba poner al frente del mismo a uno de los capataces de mi hacienda, pero ante la situación en que me encontraba y en la trampa que había caído como un chino, decidí que era preferible para mis planes el que personalmente me hiciera cargo de ese nuevo proyecto, que consistía en desarrollara una hacienda nueva, en uno de los lugares más alejados de civilización alguna.

Desde nuestro matrimonio, mi supuesta esposa se quedó en casa de sus padres, con la idea de que yo la mandase a buscar, cosa que eventualmente hice, pero antes decidí castigarla por lo que me había hecho, por lo que seleccioné muy bien a la peonada que me llevaría a la nueva hacienda, todos tanto hombres como las mujeres que me decidí llevar eran de mi entera confianza, gente que de ser necesario yo estaba seguro que darían su vida por mi, ya que son personas sumamente agradecidas y no es por alabarme yo mismo, pero patrón como yo ninguno. Una vez que nos instalamos mandé ha buscar a mi joven esposa, ella pensaba originalmente que viviríamos un tiempo en la casa grande de la Gran hacienda o sea la vieja hacienda, ya que en ese lugar tengo todas las comodidades modernas que el dinero puede dar, pero no fue así una vez que la avioneta tocó tierra, ella quedó sorprendida, apenas y se bajó del aparato comenzó a quejarse y ha reprocharme el por que la había traído a ese lugar tan apartado de la civilización que ni tan si quiera tenía teléfono, a su celular se le agotó la batería en menos de lo que canta un gallo.

Una vez que se instaló en lo que sería la casa grande de esa hacienda la cual estaba parcialmente construida, comenzó a sacar la uñas y continuó con sus quejas y exigencias, fue cuando sencillamente le presenté a Jacinto un viejo peón y le pedí a él que me diese un baso de agua, airadamente el peón se negó, por lo que yo sin perder tiempo saqué mi pistola semi automática y se la descargue en medio del patio, tal como calló lo recogieron y le dieron cristiana sepultura, pero antes de enterrarlo le pedía a ella que me diese un baso de agua, en cosa de segundos me lo trajo, por lo que el teatro montado por mi peón y yo había dado resultado. Realmente eran balas de salva y ya había preparado yo el terreno con Jacinto para engañar a mi mujer. La mayoría de ustedes pensará que soy un hijo de la gran puta por lo que les voy a contar, pero entiendo que no tenía otra alternativa para cobrarme la que Ana me había hecho, y eventualmente safarme de ella sin salir perdiendo.

Esa noche decidí no tocarla, y dormir en una habitación aparte de donde se encontraba Ana, al otro día como a eso de las cuatro y media a cinco de la madrugada la desperté para que me preparase el desayuno, fue cuando Ana se reveló en contra mía, en consecuencia de ello agarré la correa y le dí por todas partes para que aprendiese, que el que daba ordenes y gritaba era yo, desde ese momento se terminó la luna de miel.

Ana se encontraba vestida con una bata semi transparente, de por sí muy provocativa y desde luego un bello conjunto de dormir de la misma tela por lo que no dejaba nada a la imaginación, así como estaba ella la llevé al centro del patio y le dije a todos los presentes que ahí del que se atreviera ayudarla por que se las vería con migo, mis peones continuaron sus labores matutinas y nuevamente a punta de correazos la llevé para la casa en construcción, la bata de dormir quedó hecha trisas sin más la despojé de toda la ropa de dormir que tenía puesta, tomé todas sus maletas y las tiré dentro de una habitación de la cual yo solo tenía llave, cuando regresé ante Ana ella se encontraba llorando y temblando desnuda ante mi pero con una mirada de odio en sus ojos, en ese momento me provocó que me diese una mamada por lo que sin que ella pudiera hacer nada la agarré por los cabellos de su nuca y la obligué arrodillarse, en ese momento me saqué la verga y con ella le dí en su rostro varias veces, diciendole que me la mamase y que tuviera cuidado de no morderla por que le metía un tiro entre ceja y ceja, al principio fue algo torpe pero aprendió con rapidez, mi verga entraba y salía de su boca al compas que yo le marcaba con mi nano en su nuca, creo que en cierto momento le dio algo de nausea, pero el recuerdo de la correa y de los tiros creo que fueron el mejor remedio para que se le quitasen las ganas de vomitar, cuando me vinieron las ganas de soltar mi taco de leche, le tape la nariz para que se lo tragase por completo, cosa que hiso sin que se botase una sola gota de leche.

El resto de la semana tal y como se encontraba desnuda la puse a bajo las ordenes de una de las mujeres de la peonada, básicamente se dedicaba a trabajar en la cocina, tal y como yo la había dejado completamente desnuda, de más esta el decir que ese era uno de los sitios preferidos donde pasaba sus ratos de ocio mis peones, lo que desde un principio le molestó enormemente a ella, trataba de quejarse al respecto pero cuando me miraba a los ojos se quedaba completamente callada. Cuando a mí se me antojaba la llamaba y me sacaba la verga y ella se arrodillaba para dedicarse a mamarmela, sin importar quien se encontrase presente o donde nos encontrábamos en esos momentos. Realmente Ana había cambiado algo físicamente desde que llegamos, su cabello se encontraba despeinado y sucio, su tersa piel casi blanca papel se había tornado algo oscura por el sol del lugar ya que la mayoría de las labores que se le asignaban por orden mía era a pleno sol, aunque delgada en principió sus músculos eran algo flácidos originalmente, pero por la labor realizada y la manera de alimentarse ella fue ganando peso y sus músculos a tonificarse, y su espíritu rebelde se encontraba casi totalmente desaparecido. A la segunda semana le vino la regla por lo que la mandé a trabajar cerca del gallinero recién construido, ya que en ese lugar había una llave de agua y cada vez que le bajaba la sangre se podía lavar ante la vista de todos los presentes, cosa que a ella le molestaba mucho, pero era incapaz de llevarme la contraría.

En ocasiones de noche la escuchaba llorar a solas en su cuarto, y fue en uno de esos momentos que sin decirle nada entré en su habitación, Ana se encontraba acostada bajo el mosquitero durmiendo boca abajo, yo me había embadurnado la pinga con manteca de cerdo, y apenas pude alumbrado por una lampara de queroseno, comencé acariciar sus nalgas y cuando ella se comenzó a relajar, se lo metí por el culo, sus gritos debieron escucharse al otro lado de la hacienda, pero eso no fue algo que me desanimase, yo se lo continuaba metiendo y sacando de su apretado culito, mientras que ella por el dolor mordía la almohada, tras un largo rato de meterselo y sacarlo ella dejo de llorar y comenzó a mover las nalgas con fuerza, y a levantar su culo para disfrutar más del momento, en esos momentos le dije que se movía como toda una puta que era y ella me respondía que si que era toda una puta, pero que le siguiera dando duro por el culo que lo estaba disfrutando mucho, después de un buen rato de mete y saca me dieron ganas de acabar lo que hice dentro de sus nalgas, al terminar rápidamente me levanté y ella quedó rendida sobre su cama, al día siguiente se levantó algo más tarde que lo usual.

El resto de esa semana lo mismo la mandaba a mamarmelo como a que me diese las nalgas, ya en lo primero se había vuelto una experta, y en lo segundo no hubo necesidad de enseñarle mucho, Ana tenía la virtud de saber mover el culo cuando se lo enterraba y de decir algo apropiado en cuanto a ella, por lo que más que tomarlo como un castigo ella había comenzado a disfrutarlo, cuando estábamos a solas pero cuando la cogía delante de alguno de mis peones o de sus mujeres ella daba la impresión de que le dolía mucho, pero al final terminaba moviendo su culo como toda una puta que era. Mi plan salía a pedir de boca, Ana andaba desnuda por toda la propiedad, y en cualquier momento de tan solo hacerle un gesto ella se arrodillaba o se ponía en cuatro para que yo se lo metiese. Ya tendríamos como casi un mes en la hacienda, cuando cierta madrugada al levantarme para seleccionar las reses que serían ordeñadas, me provocó el meterselo por el coño, Ana se encontraba en la cocina cuando llegué y de inmediato al sentirme levantó las nalgas como en espera de que se lo metiese por el culo, pero no fue así la ensarté por el coño de ella sin aviso alguno, el grito que dio lo debieron sentir en la casa de sus padres, pero a los pocos segundos ya se movía como lo que realmente era, desde ese momento en adelante lo mismo le daba por el culo que por el coño o la ponía a mamar.

Como ya les he dicho, Ana se acostumbró andar completamente desnuda y mis peones a no ponerle mucha atención, fue cuando decidí que era hora de hacerla pasar un mal rato nuevamente, como les dije a mi realmente no me gustaba y desde que estaba en la hacienda se había puesto fea, realmente lo que pasaba era que no podía usar todo el maquillaje a los que estaba acostumbrada, y casi dos meses sin depilarse sus axilas al igual que sus piernas y brazos se vieron rápidamente pobladas de vellos, así que continué con mi plan, un sábado por la noche invité a casi todos mis peones y a sus mujeres a celebrar que ya habíamos logrado la primera parte de mi plan para el desarrollo de la nueva hacienda, por lo que luego de eso pensaba regresar a la vieja hacienda y dejar a uno de los peones a cargo. Durante la fiesta me aseguré que Ana bebiese de todo por lo que rápidamente se encontraba borracha, fue cuando hice un llamado, aunque ya había seleccionado al encargado, dije que abriría un concurso el cual consistía en sencillamente en que se lo debían meter a esa mujer por el culo o por el coño y ella sin saber quien era debía identificar al que había sido, esa noche los doce peones de la hacienda se pusieron en fila para meterselo sin contemplación, aunque ella al principio se negó pero luego con tranquilidad colaboró con casi todos ellos siendo innecesario el que la sujetasen por piernas y brazos, mientras que yo mientras tanto me dedicaba a tomar fotos y grabar un video de su asaña. A pedido de ella llegó un momento en que se encontraba con tres hombres al mismo tiempo, mientras uno le daba por el culo otro se lo metía por el coño y ella se lo mamaba a un tercero. Durante el resto de la noche se acostó con cuanto macho encontraba a su paso, sin importar quien fuera o que fuera, y digo eso por que hasta el perro de uno de los peones se lo metió durante la madrugada, al cual Ana quedó pegado por espacio de casi una hora y de lo cual desde luego le saqué fotos. Al día siguiente luego que se levantó con un fuerte dolor de cabeza y extremadamente agotada por lo de la noche anterior le entregué su ropa y llamé a la avioneta para que nos recogiera, durante el vuelo no dijo una sola palabra pero si me lo mamó un par de veces, al llegar nuevamente a la ciudad, una vez que se sintió bajo la protección de sus padres se negó a regresar a la finca, lo que yo celebré ya que nuestro matrimonio había sido exclusivamente por lo civil, y con una serié de clausulas, las cuales me protegían ampliamente en caso de un divorcio.

Cuando tanto mi tía como su marido llegaron a mi nueva casa luego del divorcio, me cuestionaron del por que de mi decisión, a lo que yo les conté una triste historia de traición, sencillamente les dije que una vez que yo salía a trabajar Ana se acostaba con todos y cada uno de mis peones, seguro de que ella no sería capaz de contar esa experiencia a sus padres, tanto mi tía y su esposo por unos momentos pensaron que yo les mentía pero al ver tanto algunas fotos como parte del video, no les quedó más remedio que el aceptar que Ana me las había pegado, por lo que se retiraron sin decir palabra. Realmente Ana no era una santa, ni yo tampoco pero él día que yo decida tener una mujer como esposa tengan la seguridad que no ha de ser una niña plástica interesada.

Hoy en día cuando me topo con ella durante alguna actividad familiar, la saludo como si nada, tras lo cual evito el verla a solas, ya que antes de que yo termine de decir su nombre, o se arrodilla ante mi o se pone en cuatro para que se lo meta por el culo, pero conociendola prefiero el abstenerme ya que no me quiero arriesgar a coger una infección por su culpa, ya que es un secreto a voces que se ha dedicado al oficio más antiguo del mundo, y lo peor de todo que es por dinero.

Dattos del autor/a: