El Chantaje.
Awilda es una antigua conocida mía, y digo antigua por no decir vieja ya que apenas recién y cumple sus veintisiete años de edad de los cuales llevaba seis casada con Jairo, el cual se dedica al corretaje de seguros, un buen día me encontraba disfrutando en un Pub cuando la vi entrar del brazo de otro hombre, por demás mucho más joven que su esposo, al vernos nos saludamos calurosamente, tanto que la que era mi pareja en esos momentos como el acompañante de ella observé que se sentían molestos por la muestra de cariño entre nosotros, yo la invité junto con su pareja a mi mesa y en esa me puse al tanto de lo último que había pasado en su vida. Pero antes de continuar como siempre los nombres, lugares y detalles que puedan servir para la identificación de las personas han sido cambiados, en el caso de hoy por que me dio mi real gana. Por lo de más prefiero que sean las propias palabras de Awilda las que narren los hechos a los que se refiere este relato.
Como bien dijo el Licenciado, me pueden llamar Awilda, y al que era mi marido como Jairo ya que al fin y al cabo no son nuestros verdaderos nombres. Yo me casé con mi esposo recién cumplí los veintiún años de edad, por varias razones pero las de mayor peso o importancia lo fueron; primero, que me quería ir de la casa de mis padres, me tenían loca; segundo, cuando conocí a Jairo gozaba de una solida posición económica; y tercero, aunque me llevaba casi el doble o triple de mi edad, me atendía como toda una dama, por lo que daba gusto salir con él. Luego que nos casamos vivimos unos cuantos años de envidiable felicidad, pero con el tiempo el interés por el sexo por parte de mi marido fue perdiendo fue mermando, contrario a lo que me sucedió a mi en estos últimos años, que había ido en aumento, pero siempre respetandolo a él.
Pero no se crean que soy una perdida, como les dije siempre he respetado a mi marido, hasta que en cierta ocasión trajo a nuestra casa, a uno de sus hijos para ser más exacta al mayor de ellos, un joven como de veinte años, en realidad no era una cosa del otro mundo, Mauricio es más bien del tipo ratón de biblioteca, de baja estatura, delgado con su rostro con un sin numero de barros o espinillas, unos grandes lentes y una enorme nariz que heredó de su padre. Yo por mi parte no soy una Mis Universo pero detengo el transito sin proponermelo, pero siempre visto de manera muy recatada.
Al principio Mauricio, no me caía muy bien que digamos ni al final tampoco y hasta reconozco que le hacía la vida imposible, me chocaba ver como le hablaba a mi marido con tanta autoridad, como se reunía en nuestra casa durante la semana con tres de sus compañeros de estudio, los que no quitaban sus ojos de mi cuerpo en todo momento como si esperasen verme desnuda o algo de momento, de paso me dejaban la sala y la biblioteca hecha un asco, Mauricio a mi casi ni me tomaba en cuenta a menos que no fuera para quejarse de alguna tontería. Cuando yo le daba la queja a mi marido, él se limitaba a levantar sus hombros y darme alguna escusa tonta para interceder ante mi por su hijo. Fue cuando se me ocurrió el predisponerlo contra el joven, pero no se me ocurría como, ya que todas las distintas alternativas que yo usaba, daban el mismo resultado, y en ocasiones hasta me llegaba a molestar más ya que después de escuchar mi queja Jairo, llamaba a su hijo y lo felicitaba.
Tras pensarlo mucho, ya había perdido las esperanzas de seguir con mi plan y estaba pensando seriamente en divorciarme de Jairo, cuando me encontré con Rosa la esposa de un viejo amigo y socio de mi esposo, ella al verme tan molesta en cierta ocasión me preguntó que me sucedía, y yo le conté con lujo de detalles, ella me preguntó hasta donde yo estaba dispuesta a llegar con el fin de sacar al joven de nuestras vidas, al principio pensé que me estaba insinuando que lo matase, pero mi malestar no llegaba a tanto, además soy muy cobarde para esas cosas, fue cuando ella al escuchar mi negativa de seguir con la idea o plan de matarlo, se echó a reír con ganas, que de paso del ataque de risa que le dio hasta se orinó en sus pantaletas. Cuando ya molesta le pregunté de que se reía, ella se puso a contarme lo que había realizado en una situación semejante entre ella y un hijo de su marido.
Rosa se casó con Virgilio, en situación similar a la mía, quiero decir ella joven, el mayor con dinero y un largo historial de matrimonios y por supuesto de divorcios, y de esos matrimonios Virgilio tenía unos cuantos hijos, un buen día uno de sus hijos se peleó con su madre y se fue a vivir con el padre, dicho joven le hacía la vida imposible a Rosa, hasta que a ella se le ocurrió una gran idea, de la noche a la mañana cambió su forma de ser con el muchacho, lo trataba con amabilidad y cariño frente al padre, pero a las espaldas de Virgilio cada vez que podía Rosa seguía actuando de la misma manera que frente a su marido, pero con la diferencia de que lo hacía con pasión en sus ojos y en su boca.
Se le insinuaba al hijo de Virgilio de manera aparentemente ingenua, le rozaba su cuerpo cada vez que tenía la oportunidad, dejaba que la mirada del joven se perdiese entre sus piernas, las cuales Rosa dejaba inocentemente abiertas, eso y otros detalles que no vienen al caso hicieron que ese joven, como todo un caballero decidiese mudarse de la casa, con el fin de no llegar a faltarle el respeto a la mujer de su padre.
La idea en principio me pareció descabellada, pero tras fantasear un poco decidí ponerla en practica, por lo que preparé mentalmente mi plan de ataque, con el fin de hacer que el hijo de mi esposo se enamorase de mi, o por lo menos me desease y una vez que eso pasase, sus sentimientos de culpa, y el respeto a su padre lo harían irse de la casa, o por lo menos eso pensaba yo . Lo primero que hice fue cambiar mi trato hacia él, procurando hacer que se sintiese bien en mi compañía, cosa que surtió efecto rápidamente, como parte del plan le tenía su cama lista y bien tendida a penas se levantaba, el desayuno se lo preparaba a su gusto, su ropa se la lavaba y planchaba a penas se la quitaba, en fin me había convertido en una especie de madre postiza, desde luego él no discutía conmigo, ni yo lo provocaba por lo contrario siempre lo apoyaba en toda las discusiones que mantenía con su padre, aunque por dentro me reventase de la rabia. Esa táctica me estaba dando muy buenos resultados, ya que ante cualquier discusión con su padre, era yo la que intercedía por Mauricio, cosa la que a él le agradaba.
Fue cuando comencé a dar paso a la segunda parte de mi plan, el cual consistía en comenzar a dejarme ver parcialmente sin ropas por Mauricio, de manera accidental en ocasiones me lo encontraba cuando yo salía de darme una ducha, únicamente cubierta por una pequeña toalla, la cual dejaba al descubierto gran parte de mi cuerpo, al principio el rostro de Mauricio se ponía del color de un tomate, en otras ocasiones me las ingeniaba para sentarme frente a él de la forma más descuidada posible, y notaba distraídamente como sus ojos se enterraban entre mis piernas y se babeaba con la boca abierta, desde luego que normalmente soy muy recatada pero mi plan requería de ciertos sacrificios de parte mía si quería que resultase.
Hace dos meses aproximadamente me levanté únicamente cubierta con una exótica bata de seda china que me había regalado mi esposo, la cual gran parte de la misma arrastraba por el suelo a medida que yo caminaba de por si era muy bonita pero incomoda para moverme dentro de la casa, y de esa manera vestida les preparé el desayuno tanto a mi marido como al pesado de su hijo, en par de ocasiones me las arregle para que Mauricio viese más haya de lo que debía ver, y estaba segura de que mi plan resultaba ya que me di cuenta del grueso y desproporcionado bulto que se formó en su pantalón mientras le servía el desayuno, mi esposo como siempre no se daba cuenta de lo sucedido, a parte de ser algo distraído sin sus lentes no ve más haya de sus narices, por lo que yo procuraba que en esos momentos no pudiera echar mano de los lentes.
Mi marido y su hijo ese día salieron de casa juntos después de que desayunaron, por lo que apenas pude me despojé de la hermosa pero incomoda bata de seda china para poder seguir haciendo los oficios del hogar con una mayor comodidad, ya que yo pensaba que me encontraba sola en casa y ya que la mujer que nos hace la limpieza de la casa por razones de su salud no podía trabajar, no me preocupe por vestirme de inmediato, además hacía tiempo que no disfrutaba de mi total desnudes debido a la presencia del hijo de mi esposo.
Mauricio regresó a la casa después que mi marido había salido para la oficina acompañado de él. Como yo pensaba, como ya les dije, que me encontraba a solas, y con anticipación me había cerciorado de que todas las persianas y cortinas de la casa se encontrasen debidamente cerradas, por lo que no me di cuenta cuando Mauricio regresó a la casa, aparentemente entró sin hacer ruido y como yo me encontraba trabajando y escuchando música mientras arreglaba la ropa en el cuarto de planchar no lo escuche llegar, cuando me dirigía al cuarto de mi marido y el mio con una carga de ropa para acomodarla en las gavetas de nuestro vestidor, me encontré con el hijo de mi esposo en el pasillo que conducía a mi habitación.
Ahí se encontraba él observandome fríamente, el susto de encontrarlo en ese momento y en las condiciones en que yo me encontraba se me cayó toda la ropa que llevaba en los brazos, al verlo comencé a tartamudear para preguntarle que estaba haciendo en la casa, mientras me fui inclinando al tiempo que trataba de cubrir con mis manos y brazos mi total desnudes y al mismo tiempo procuraba recoger la ropa que solté inconscientemente en el piso del pasillo al verlo a él. Mauricio se me acercó y tomandome por uno de mis brazos me condujo hasta mi cuarto, mientras me decía, no te hagas la boba que tu bien sabes por que regresé, o es que te crees que soy ciego para no darme cuenta de tus insinuaciones, yo por mi parte continuaba tartamudeando, y tratando de decirle que se encontraba en un error, pero las palabras no me salían, y más tartamuda me puse cuando lo vi que comenzaba a quitarse su ropa, en un dos por tres él se encontraba desnudo, y fue cuando me quedé muda de la impresión en ese momento, realmente el ratón de biblioteca tenía una trompa de elefante entre sus piernas, se me fue acercando lentamente y a mi no me salían las palabras, se que me quedé viendo como hipnotizada su grueso y largo pene el cual se encontraba totalmente erecto apuntando directamente al techo de la habitación, hacía tiempo que mis ojos no veían algo como eso.
Mauricio me volvió a tomar por el brazo, y realizando una pequeña fuerza hiso que yo me arrodillase, mi rostro quedó frente a su cosa. Yo levanté la mirada y vi como con sus ojos primero me veían a la cara en particular a mi boca y luego cambiaban para mirar su instrumento, Mauricio colocó una de sus manos sobre mi cabeza y lentamente me fue llevando hasta su pene, yo como poseída por quien sabe que abrí mi boca y me fui introduciendo su largo y grueso pene dentro de mi pequeña boca, al principio me produjo algo de nausea pero rápidamente me pude controlar, a partir de ese momento deje de comportarme como una señora para convertirme en una zorra, ya que se lo mamé como hacía tiempo que no lo hacía, el pobre de Jairo si le hacía eso, una vez que se venía en mi boca, luego se daba la vuelta y no lo veía de nuevo hasta el día siguiente.
Pero en el caso de Mauricio era completamente diferente, algo me decía que después de mamarselo es que realmente la fiesta se pondría buena de verdad, y no me equivoqué, como una loca se lo chupé hasta que sentí contra mi lengua sus primeros chorros de su leche, a medida que yo se lo chupaba una y otra vez, yo pensaba que todo había terminado cuando lo escuche decir, lo que es igual no es trampa, y al finalizar de decirlo me levantó del suelo del cuarto y me colocó sobre la cama, mis rodillas habían quedado colgadas del borde de la cama, él se fue acercando a mi cuerpo hasta que su cara quedó frente a mi vulva, y con una gran maestría me abrió las piernas y con su lengua y gran nariz me hiso disfrutar uno de los mejores momentos de mi vida, contrarió a su padre el cual me decía que eso no era natural y que le producía asco.
La lengua de Mauricio y el resto de su boca me hicieron alcanzar más de un orgasmo de manera consecutiva, cosa que no sentía desde que estudiaba mi último año de escuela, en la que cierto maestro al cual no voy a delatar me dio clases personalmente sobre dicha materia. El detalle es que Mauricio me hiso la mujer más feliz en esos momentos sobre la cama, después de hacer que alcanzase varios orgasmos se levantó y nuevamente colocó su miembro dentro de mi boca, yo me encontraba acostada de espaldas sobre la cama y apenas mi húmeda boca recibió su pene sentí como este se hinchaba dentro de mi boca al solo contacto con mi lengua, una vez que su verga se encontró nuevamente erecta me la sacó de mi boca y moviendose un paco para abajo se colocó sobre mi húmedo coño, mis piernas las colocó sobre sus delgados hombros y me enterró su miembro sin compasión alguna, ni encomendarse a nadie.
Por mi parte hacía tiempo que no disfrutaba tanto como hasta esos momentos, ya que Jairo desde hacía más de unos varios meses que me tenía a dieta de mis propios dedos. Mauricio introducía y sacaba su pedazo de carne dentro de mi coño una y otra vez, al parecer había encontrado el tan nombrado punto G dentro de mi, no es que su padre no me hiciera disfrutar pero la diferencia era extrema, para que tengan una idea gráfica, es como que si todos los días como único alimento te comieses una ensalada verde mustia y sin sabor, y de repente de la noche a la mañana te diesen de comer desayuno almuerzo y cena, un festín digno de una Emperatriz, con sopas, jugos, gran cantidad y variedad de platos fuertes que tu quisieras y hasta un sin número de postres, como verán es algo como para volverse loca de la alegría, por lo que yo movía mis caderas al mismo ritmo que él me lo metía y sacaba, su boca se dedicó a chuparme los pezones los senos los cuales se hincharon como hacía tiempo que no lo hacían, mientras que yo le pedía casi a gritos que me diese más y más duro, la verdad sea dicha jamas me pasó por la mente que el tal Mauricio fuese tan buen amante, es más ni lo llegué a considerar jamas por lo feo de su estampa. Llegó el momento en que se vino dentro de mi, en principio me preocupé algo por ello, pero luego no le dí importancia al fin me encontraba tomando mis pastillas anticonceptivas, y si llegaba a quedar preñada de él, era como si quedase preñada de Jairo su padre, mi marido. De momento escuché como la puerta principal de la casa se cerraba de un golpe, instintivamente grité, joder mi marido, pero Mauricio en lugar de actuar con la rapidez que el momento ameritaba, se levantó con toda su santa calma desnudo, como se encontraba aun goteando leche de su verga se acercó a la puerta del cuarto, y con una sangre fría que me dejó pasmada, se agachó para tomar una de las prendas de ropa que ya había dejado caer entre el pasillo y mi habitación, y con ella se limpió su miembro, mientras yo escuchaba aterrada unos pasos que se dirigían a la habitación, en mi mente vi como mi marido nos encontraba en esas condiciones y a mi no se me ocurría nada para librarme de esa, ya estaba mas que arrepentida de lo que había hecho segundos antes, mientras que el condenado de Mauricio permanecía de lo más tranquilo debajo del dintel de la puerta sin hacer nada para vestirse o por lo menos esconderse, yo por mi parte estaba hecha un mar de llanto, dolida nada más por lo que pensaría mi marido, era evidente que lo había traicionado, pero para colmo de males lo hacía con su propio hijo.
Cuando levanté mi vista vi sorprendida a Mauricio, saludando a unos tíos, mejor dicho eran los tres jóvenes que estudiaban con él en la casa durante los días de semana, los que nunca me quitaban la vista de encima, al verlos ir entrando uno a uno al cuarto me levanté desnuda como me encontraba y corrí al baño a encerrarme, yo no sabía que pensar si era casualidad que ellos llegasen, o que cosa era la que estaba sucediendo en esos momentos, cuando me encontraba a punto de cerrar la puerta del baño, Mauricio se movió con una rapidez sorprendente evitando que yo la cerrase, fue cuando asustada le pregunté. ¿Que era lo que estaba pasando?. El muy hijo de perra me respondió. !Nada¡ lo que pasa es que primero, tú te vas a dar una buena ducha, y segundo, luego vas a salir para acostarte con mis amigos según se los prometí a ellos. Yo le pregunté. ¿Que se había pensado él?. El muy desgraciado me dijo. No me he pensado nada o haces lo que te ordeno o mi padre se entera de que te has acostado conmigo, que bastante evidencia tengo de que tu te me has brindado desde que llegué ha esta casa, y como testigos tengo la palabra de estos honorables caballeros, a los cuales mi padre conoce desde que eran unos críos.
En ese momento me di cuenta con tristeza de que yo había sido victima de mi propia trampa, aun algo confusa me metí bajo la ducha y comencé asearme, mientras me duchaba los escuchaba hablar sobre lo que cada uno pensaba hacerme, y eso me excitaba al tiempo que trataba de poner mis pensamientos en orden, fue la voz de Mauricio la que me sacó de mi concentración, apurandome diciendo que no tenían todo el día para eso, salí de la ducha y luego de secarme ligeramente me enrollé con una pequeña toalla, y resignada con lagrimas en mis ojos me presenté ante los cuatro, por unos momentos Mauricio habló conmigo a solas puntualizó todas sus ordenes, que realmente no eran muchas ni muy complicadas, sencillamente debía acostarme con ellos cuatro cada vez que se les antojase, estuviese él o no en la casa, claro que de estar su padre tenían ordenes claras y precisas de no acercarse a mi.
Acto seguido de un jalón me retiró la toalla que cubría mi cuerpo, y me entregó a la jauría que lo acompañaba, esa mañana me hicieron he hice de todo. La verdad sea dicha, de que lo disfruté lo disfruté en gran parte, no se cuantos orgasmos alcancé gracias a ellos, los cuatro me lo metieron por cada orificio de mi cuerpo que estaba a su disposición, y no se conformaban con hacermelo una vez, sino que entre ellos hicieron una especie de competencia, para ver quien era el que más veces me lo metía o yo se lo mamaba, al llegar el medio día yo estaba que mi cuerpo me pedía un descanso, y esta es hora que no se quien fue el que ganó de todos ellos. Me dejaron tirada en la cama totalmente agotada por las múltiples sesiones de sexo brutal, que mi cuerpo había soportado, me dormí sabiendo como se debía sentir Mesalina, la mujer del Emperador Romano Claudio. La que según y cuenta la historia participó en una especie de competencia con las prostitutas de Roma, para ver quien era la que podía acostarse con el mayor numero de hombres, ganando ella por muchos cuerpos. Cuando llegó mi esposo yo recién y me había levantado aseado y vestido para recibirlo, por suerte no se le antojó hacer nada esa noche.
Durante el resto de la semana, uno a uno llegaban a la casa justo después que mi marido se iba para su oficina, diariamente me acostaba con uno o dos de ellos por lo menos, en ocasiones mientras uno me daba por el coño otro me daba por el culo y en muchas ocasiones se lo mamaba a un tercero, cosas así por el estilo les gustaba a ellos hacerme, además de insultarme y vejarme continuamente. Cuando mi esposo Jairo salía de viaje por asuntos de negocio, su hijo y sus amigos me citaban fuera de la casa, me obligaban a vestirme como una cualquiera y esperarlos en una de las calles de mayor circulación, en otras ocasiones me ordenaban que saliese sin mi ropa intima y cuando menos lo pensaba frente a sus compañeros de clase me levantaban la falda y en otras ocasiones hasta me hacían el amor sin importar donde nos encontrábamos, para mi se estaba convirtiendo en un verdadero suplicio, ninguno de los cuatro me tenía la menor consideración.
Me trataban como si fuese su esclava, todavía recuerdo con claridad como en una oportunidad me invitaron, mejor dicho me ordenaron que los acompañase a una despedida de soltero de otro tipo que estudiaba con ellos. Antes de llegar me hicieron vestir como un chico, estando en los comienzos de la fiesta les dio por beber una mezcla de whisky con cerveza, y comenzaron a tratarme como si yo fuese un homosexual, sacaron un sin numero de revistas pornográficas, y continuamente mis cuatro amos me agarraban las nalgas delante de los demás participantes de la fiesta, poco a poco los restantes participantes siguieron su ejemplo, y no faltó quien me hiciera alguna que otra proposición. Luego les dio por ver video cintas desde luego que también de corte pornográfico, ya casi todos los tíos de la fiesta se encontraban con sus miembros fuera del pantalón masturbandose, cuando llegó una bailarina nudista, a la que le dijeron que me hiciera el centro de su atención, como en efecto así lo hiso la muy puta.
Como yo tenía prohibido por los chicos que me identificase, traté de actuar de la forma más natural posible, partiendo del principio de que era un homosexual, la bailarina luego de que los calentó a todos se dedicó a mi a tiempo completo, hasta que en una de esas al agarrar mi cuerpo con sus manos se dio cuenta de que era una mujer al igual que ella, y pensaba yo que me dejaría tranquila, pero me equivoqué completamente ya que comenzó a desvestirme, a pesar de mi oposición y ante el asombro de casi todos los presentes, la ropa que no me pudo quitar por las buenas me la arrancó a las malas, para deleite de toda esa concurrencia. Luego me arrinconó contra una pared mientras que su boca se adosó a mi coño el cual a pedido de mis torturadores previamente me lo había depilado completamente, era una sensación extraña, el sentir a una mujer lamiendo y chupandome mi vulva delante de tantos hombres.
Sentía una enorme vergüenza al mismo tiempo que una tremenda satisfacción por lo que ella me hacía en esos momentos, de haber sabido lo sabroso que se sentía quisas tendría alguna amiga realmente intima, lentamente me fui dejando caer al suelo hasta que ella colocó su peludo húmedo y sudado coño sobre mi boca, yo creo que más por placer que por otra cosa se lo comencé a chupar al igual que ella hacía conmigo, yo me encontraba exhausta cuando ella tras levantarse me dejó tendida en el piso por unos momentos, yo pensaba que todo había terminado pero me volví a equivocar, casi de inmediato regresó sobre mi cuerpo, pero pegado al mismo por medio de unas correas negras de cuero, tenía un pene plástico de color negro azabache de tamaño descomunal, y mientras todos los tipos gritaban a coro !que lo meta, que lo meta ¡.
Ella así lo hiso sin ningún tipo de consideración para con migo, me estuvo dando por mi coño por un largo rato y yo prácticamente actuaba como una muñeca, ya que en la posición que ella me colocaba así me quedaba moviendome mientras me lo metía y sacaba con regularidad, luego alguno de los asistentes se pusieron a gritar que se lo mamara y ella de inmediato me lo introdujo en la boca pero por poco tiempo, ya que luego me puso en cuatro y me lo enterró por de tras, sentí un dolor inmenso pero rápidamente mi ano se adaptó al diámetro de semejante cosa, hasta que al fin ella como se dio por cansada y me dejó tirada en medio de la sala.
El resto de la noche creo que todos y cada uno de los asistentes abusaron de mi cuerpo como les vino en gana. En la madrugada fue necesario el hospitalizarme de emergencia, para los efectos Mauricio declaró que yo había sido asaltada y violada en mi propia casa, que cuando el regresó de estudiar de donde sus compañeros de clase encontró la puerta de la casa abierta y a mí desnuda y sin sentido atada en el medio de la sala. Por lo menos descanse de los cuatro mientras que permanecí en el hospital, a solicitud mía no se le hiso saber a mi esposo lo de mi supuesta violación, ya que se encontraba en una convención de corredores de seguros fuera del país.
Al salir del hospital el abuso de ellos continúo, a la semana nos dirigíamos en el auto de uno de ellos de noche, a otra maldita despedida de soltero, pero fuimos detenidos por un patrulla de la policía, debido a que el vehículo tenía dañada las luces traseras, y para completar de arreglar la situación el conductor tenía su licencia de conducir ya vencida, en el fondo me alegré de que nos detuviesen, ya que no asistiríamos a la despedida de soltero o por lo menos llegaríamos muy tarde a la misma. La alegría me duró poco tiempo, ya que el muy sucio de Mauricio se bajó del auto y se fue a conversar a parte con el policía de mayor rango que nos detuvo, al regresar al auto se acercó con una gran sonrisa, y al llegar me ordenó bajarme, al principio no entendí lo que estaba sucediendo, hasta que me percaté que uno de los policías se comenzó agarrar sus testículos por sobre el pantalón y me miraba lujuriosamente. En ese momento comprendí que yo había sido el pago de la multa por decirlo de alguna manera, los dos policías me llevaron hasta la patrulla y me sentaron en el asiento trasero, y de inmediato arrancaron sonando la sirena, hasta que llegamos a el estacionamiento del Estadio, el cual se encontraba completamente vació ya que no había ninguna actividad esa noche. Una vez que ubicaron un sitió cercano a la edificación me ordenaron salir de la patrulla y que comenzará a desvestirme, al principio pensaba negarme pero me dí cuenta rápidamente que esos hombres no estaban jugando, por lo que les hice caso de inmediato, me quedé tan solo en pantaletas y sostén y fue cuando el más joven de ellos me saltó encima violandome en el asiento trasero de la patrulla, se comportó como un animal el muy bestia, me lastimó toda por dentro de lo duro que me lo metía, al terminar por orden de su compañero sacó su verga y se vino sobre mi cuerpo. Algunas servilletas de papel su compañero me las entregó para que me limpiase, luego él me puso acostada sobre mi vientre y me lo introdujo por de tras, después que se lo mamé por un rato, cuando ese policía terminó se dirigió a su radio y tras intercambiar unos mensajes con otras unidades, llegaron como cuatro auto patrullas más, el resto de la noche me violaron en repetidas ocasiones los Servidores de la Ley. Llegué a mi casa casi amaneciendo, toda sucia, sudada y golpeada. Me prometí que me vengaría de Mauricio aunque eso me costase el divorcio con Jairo.
Al poco tiempo, Jairo me dio una dura noticia, le habían diagnosticado un cáncer que lo había dejado totalmente imposibilitado, se hallaba expandido por todo su cuerpo era cosa de meses el que falleciere, como en efecto ocurrió. Sus últimas semanas de vida la pasó internado en una clínica oncológica, donde le proveían de alimentación por tubos, pero eso en nada desanimó a Mauricio, en esos momentos ni siquiera respetaba lo enfermo que estaba su padre para exigirme que me acostase con él, aun en la misma habitación donde convalecía Jairo. Una vez muerto mi marido, ya no tenía necesidad de seguir con el juego de Mauricio y sus amigos y así se lo hice saber, después que se leyó el testamento y se repartieron los bienes según lo convenido, los boté de la casa a los cuatro.
Actualmente vivo de las rentas que me produce la cartera de seguros que me dejo Jairo, tengo un pretendiente al cual lo primero que hice fue contarle todo con lujo de detalles, cuando el desgraciado de Mauricio se enteró de que yo tenía un nuevo marido trató de chantajearme, pero cuando se dio cuenta que no me podía sacar nada, o mejor dicho meterme nada, cometió el error de atreverse contarle a mi nuevo marido lo sucedido entre ellos y yo.
Hoy en día Mauricio cumple como cuatro semanas en el hospital lo deben alimentar con una pajilla ya que perdió la mayoría de sus dientes, a demás de las múltiples fracturas generalizadas por todo su cuerpo, y no se que tantas contusiones, además de que no se como y le destrozaron las hemorroides.
Como vieron las cosas por las malas, mal terminan, Awilda vive con el joven que la vi en el Pub, y en ocasiones ella me visita en mi oficina para acordarnos de los tiempos cuando ella era una de mis estudiantes predilectas.
Dattos del autor/a:
E-mail: [email protected]