De Carnaval en Rio.
El siguiente relato me fue narrado por un medico y profesor de una renombrada Escuela de Medicina, por lo que lo transcribo tal y como me lo dio a leer.
El año pasado fui invitado a una convención de Medicina Preventiva en Brasil, para ser más exacto en Río de Janeiro. Como en toda convención luego de las interminables ponencias, los participantes extranjeros como era mi caso, eramos invitados a participar de alguna gira turística, preparada desde luego por los organizadores de la convención, por suerte para mi dicha convención se realizó justo una semana antes de dar inició la temporada de Carnaval en dicha ciudad, por lo que desde luego casi todas nuestras giras se centraban en alguna actividad del futuro Carnaval de Río. Conocimos varias Escuelas de Samba, desde las más pomposas y fantasiosas de los hoteles y clubes de lujo, hasta las de las favelas o barrios que es donde realmente se encuentran las mejores.
Desde mi primera visita al Show que se daba en el hotel, quedé prendado de una de las mulatas de fuego que participaba en el espectáculo. Fue tanto mi interés que logré que aceptase que la invitarla a la mesa en la cual me encontraba, pero mayor fue mi sorpresa al verla llegar únicamente vestía el diminuto tanga de fantasía que usaba en el espectáculo el cual dejaba ante mis ojos su bella piel color caramelo, sus mayas las que me permitían ver sus largas y estilizadas piernas así como sus bien formados muslos y desde luego su calzado, sin el tocado de la cabeza que ocultaba durante el espectáculo su bella cabellera negra, ni la capa de pedrería y lentejuela que usaba durante su participación en el baile, si bien es cierto que tenía puesta una bata de seda, la misma casi no ocultaba nada por lo corta que era y además la usaba totalmente abierta dejando sus bellos y hermosos senos al aire apenas cubiertos por un diminuto sujetador de fantasía transparente y con unas chapitas doradas sobre sus hermosos pezones oscuros.
Tahis que fue como me dijo que se llamaba, era una excelente conversadora, además del portugués hablaba a la perfección el español y el ingles. Yo por tratar de ganarmela le dije lo interesado que me encontraba en las escuelas de samba, y ella se me ofreció como mi guía cosa que de inmediato acepté. Esa misma noche luego que terminó, fuimos a visitar una escuela que se localizaba en una favela, al llegar todos la saludaron con grandes muestras de cariño y aprecio, yo por mi parte permanecí como se dice mirando los toros desde la barrera, había una gran cantidad de jovencitas y jóvenes muy similares a Tahis, de vez en cuando me supongo que alguien le debía preguntar por mi ya que me señalaban y se sonreían. El conjunto entero ensayó por espacio de unos 45 minutos, tras los cuales Tahis los abandonó para continuar en mi compañía.
Camino al hotel Tahis me ofreció pasar por su apartamento para beber algo y continuar conversando, ya que en el bar del hotel era excesivamente costoso según ella. Al entrar a su apartamento localizado en una zona lujosa de Río, Tahis de inmediato me sirvió una mezcla de jugos de frutas y ron muy sabrosa por cierto, luego entró a su habitación indicando que se daría una ducha, que de inmediato regresaría. Yo me senté en un sofá que había en el balcón mientras la esperaba, disfrutando de la hermosa vista de Río de Janeiro de noche o mejor dicho de madrugada, al poco tiempo Tahis salió cubierta parcialmente por una corta bata de seda negra, se sentó a mi lado y sin preámbulo alguno me dio un fogoso beso, nos estuvimos magreando por un largo rato, mis manos comenzaron a acariciar todos su bello cuerpo, y las de ella se dirigieron directamente a mi verga, y por encima del pantalón me lo apretaba con fuerza, yo por mi parte al ver su iniciativa dirigí una de mis manos a su coño, y mientras la besaba ardientemente sentí horrorizado que algo me quemó la mano, por decirlo de alguna manera. No era un coño, era una verga lo que mis dedos sostenía, para serles franco creo que debí quedar en estado de animación suspendida por unos cuantos minutos, mientras Tahis aun me besaba, me quedé sin habla de inmediato dejó de besarme y con gran maestría en cosa de segundos desenfundo mi verga del pantalón y se la llevó a su boca, cuando vine a reaccionar Tahis me estaba dando una tremenda mamada, como nunca me la había dado ni mi mujer, ni ninguna otra, no se si fue la bebida o lo caliente que me encontraba pero en ese momento poco me importaba que un hombre me estuviese mamando el hierro en esos momentos, mis manos como pudieron continuaron acariciando los perfectos senos, lentamente Tahis se fue incorporando al tiempo que aun lo mantenía dentro de su boca, lo soltó y se dio la vuelta subiendose ligeramente la bata y dejando ante mi su hermoso par de nalgas, las cuales comenzó a restregar contra mi ardiente verga, en cosa de segundos se lo introduje y comenzamos con una larga sesión de amor griego, como pudimos nos acomodamos en el sofá mientras yo me quitaba como un desesperado parte de mi ropa, al tiempo que "ella" continuaba moviendo sus caderas de forma y manera magistral, ahí nos encontrábamos los dos semi desnudos en el balcón de un décimo piso ante la vista de media ciudad sin ser observados por nadie, o por lo menos eso creo yo todavía, y gozando los dos. Mis manos todavía recorrían parte del bello y estilizado cuerpo de Tahis, sus senos, sus caderas, su vientre y parte de sus muslos, "ella" se encontraba en cuatro originalmente pero lentamente bajó su torso, mientras que yo aun continuaba dandole por el culo, con una de sus manos tomó una de las mías y me la llevó lentamente hasta su sexo, al principio yo ofrecí algo de resistencia, pero ante su insistencia y lo bien que movía las nalgas no me opuse a agarrar nuevamente su miembro, se encontraba totalmente flácido, pero a medida que se lo manoseaba fue tomando cuerpo entre mis manos, por medio del tacto lo comparé con el mio y me dio la impresión de que era similar o algo más pequeño, pero realmente poco me importaba en esos momentos, yo sentía como mi miembro entraba y salía dentro de ese par de hermosas nalgas, hasta que al fin sentí la entrecortada respiración de Tahis y con sus manos retiró mi mano de su pene, justo en ese momento comenzó a mover sus caderas con tal fuerza y maestría que sin yo quererlo terminé por venirme dentro de "ella".
Luego del largo encuentro yo permanecí, clavado a sus nalgas por un largo rato, tras lo cual nos separamos, Tahis se fue a su cuarto o al baño, y yo me quedé arreglandome la ropa, al rato regresó vestida con una larga bata de baño con todo su cabello negro suelto y con una toalla y me indicó donde era el baño, yo no tenía intensión de bañarme en esos momentos, en mi cabeza trataba de organizar mis ideas, cuando me fue empujando literalmente hacía la ducha y comenzó a quitarme la ropa, yo actuaba como un autómata no ayudaba ni oponía resistencia, lentamente se fue sumergiendo en una tina japonesa llena de agua tibia con sales aromáticas, se despojó de la bata y se encontraba usando una especie de pantalón corto de color blanco, el cual dejaba gran parte de sus bellas nalgas libres, se colocó a mi espalda y con una esponja me fue enjabonando todo mi cuerpo, sus senos la mayor parte del tiempo hacían contacto con distintas partes de mi cuerpo poniendome cachondo nuevamente, pero "ella" se hacía la desentendida, una vez que terminó me sacó de la tina y comenzó a secarme con igual resultado, yo traté de hacer un avance pero dandome un beso me dijo. Ahora no, vamos a la playa un rato además acuerdate que tienes que ir a la convención. Tras decir eso me prestó un slip y una camiseta, Tahis se volvió a meter a su cuarto y salio con un tanga de lo más provocativo, una bata playera su calzado de tacos altos y gruesos en madera y un sombrero de color amarillo, además de unos gafas para el sol. Mientras nos dirigíamos a la playa, yo pensaba como nos vería la gente que pensarían de mi, fue cuando al abrir la puerta del elevador me encontré a uno de los organizadores de la convención me saludó muy afablemente, y de igual forma saludó a Tahis el se encontraba acompañado de su señora la que le dio un beso en la mejilla a mi acompañante, nos despedimos y mientras nos dirigíamos a la playa Tahis me pidió. No le digas a nadie mi secreto, todos los que me conocen piensan que soy toda una mujer y no me convendría que se enterasen de lo contrario. En la playa Tahis me contó parte de su vida, mientras tomábamos el sol.
Al regresar al apartamento, nos cambiamos de ropa y me dejó en el hotel de la convención, los siguientes días me mudé a su apartamento y las siguientes siete noches fue casi una repetición de la primera, solo que yo me encontraba más desenvuelto. Hasta la octava noche yo no había visto en ningún momento su miembro siempre se cuido de no mostrarlo, pero como la curiosidad mató al gato, decidí echarle un vistazo a penas y tuviese una oportunidad, al final y a la postre era mi último día en Río. Esa noche luego de cenar en un lujoso restaurante de comida típica de Brasil, pasmos a una especie de discoteca, en la que bailamos y bebimos durante toda la noche, desde mi perspectiva diría yo que parecíamos un par de recién casados, en los ojos de Tahis se observaba un brillo de alegría, a cada rato la detenían para pedir su autógrafo en fin fue una noche inolvidable, al llegar a su apartamento ya "ella" se encontraba bastante mareada por el exceso de alcohol, cosa que aproveche para ayudarla a desvestir, lo que fue sumamente fácil al soltarle el broche y bajar la cremallera del vestido este se deslizó hasta el suelo, quedando Tahis nuevamente parcialmente desnuda, de no ser por un diminuto slip blanco que ocultaba su sexo, por mi parte me quite toda la ropa, al llegar a la cama los dos nos comenzamos a besar nuevamente, yo también me encontraba algo mareado, y no se como pero a diferencia de las otras noches mis manos además de acariciar sus bellos y hermosos senos buscó su sexo, mientras nos besábamos de frente uno al otro, yo ya me encontraba muy excitado mientras que comencé a sentir como su miembro se iba endureciendo entre mis manos, sin decirnos nada su boca encontró mi erecto pene, y se dio a la agradable tarea de mamarmelo, mientras que yo disfrutaba de semejante mamada, lentamente le fui deslizando el slip por sus bellas piernas y ahí se encontraba tal como lo pensé su miembro era algo más pequeño que el mio, mejor dicho quisas un poco más corto pero de igual grueso, Tahis trató de ocultarlo de mi vista con una de sus manos, pero yo en retribución al buen rato que me estaba haciendo pasar comencé a lentamente pasarle la lengua para posteriormente introducirlo en mi boca, y compartir el disfruté que "ella" me proporcionaba, en innumerables ocasiones he realizado el 69 con un sin fin de mujeres pero dudo mucho que los haya disfrutado tanto como el de esa noche con Tahis. Durante la mutua sesión de felatio, los dos acariciábamos el cuerpo del otro como podíamos, en una de esas sus finos dedos pasaron por el centro de mis nalgas y sentí como una espacie de corriente recorría mi cuerpo, al tiempo que me acariciaba mi esfínter, debí ser muy evidente ya que acto seguido dejó de mamarme mi verga y pasó su lengua por entre mis nalgas, cosa que me dio un placer inmenso, jamas en mi vida había tenido tal experiencia pero para mi fue única casi celestial, yo continuaba mamandoselo mientras que "ella" me continuaba lamiendo mi esfínter y lentamente introduciendo sus finos dedos dentro de mi persona, llegó el momento en que se fue moviendo y sacando su grueso mástil de mi boca, mientras se acomodaba a mi espalda sentí como su glande se fue colocando sobre mi culo y lentamente me lo fue introduciendo, sentía que el mundo se me venía encima del dolor, pero al cabo de un momento cesó, y fue cuando él comenzó a introducirmelo y sacarlo lentamente cosa que me hacía disfrutar mucho, sentí los senos de Tahis pegados a mi espalda, su respiración en mi oreja, su boca en mi cuello, una de sus manos sobre mi verga la cual manipulaba con presteza, yo por mi parte movía las caderas y apretaba mis nalgas para sentirlo más y más, hasta que al fin creo que los dos nos vinimos al mismo tiempo, quisas sea exagerado lo que voy a decir, pero juraría que sentí como su semen caliente invadía mis entrañas. A la mañana siguiente, al despertar ahí se encontraba Tahis con una bandeja con el desayuno, no me hiso ningún comentario y yo tampoco hablé del asunto, el resto de la mañana lo pasamos en la cama, y antes de irme volvimos a tener otro encuentro como los primeros. Tahis me acompañó al aeropuerto, me despidió con un gran beso, los colegas que me acompañaron estaban que se morían de la curiosidad por saber quien era esa bella mulata que me fue a despedir, al regresar a mi ciudad me encontré con que mi esposa quería el divorció y yo ni corto ni perezoso se lo di de inmediato, al parecer su ginecólogo hacía algo más que examinarla. Mientras estuve en los tramites del divorció traté en par de ocasiones de salir con un par de transvertí, y aunque no voy a negar que la pase bien jamas ni nunca como lo pase con Tahis, por lo que yo por mi parte ya estoy en planes de irme a ejercer a Río de Janeiro próximamente.
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