Desconsuelo.
La siguiente narración, es basada en hechos reales, como siempre que eso sucede, los nombres y localizaciones, han sido cambiadas. Para que no se hieran los recuerdos, que puedan tener los conocidos de las personas relacionadas.
Les diré estos hechos sucedieron, hace por lo menos unos 25 a 30 años atrás. Para esos momentos, yo contaba con unos 18 años de edad más o menos. Mi difunto señor padre, era la mano derecha y testaferro de un gran político del patio. De hecho era mi viejo, quien le escribía los discursos, administraba sus bienes, y lo orientaba sobre lo que debía apoyar o no.
Bien, no va ser una clase de historia contemporánea. Resulta que dicho político desde luego ocupaba, una silla en el Senado, la Legislatura, en la Camara o como gusten o acostumbren decir, en su país. Y como todo buen político con poder, además de estar casado, mantenía a una amante. Lo cual era un secreto a voces, ya que si mal no me acuerdo. Al nacer uno de los hijos de la amante, la Doña, su señora esposa, me pidió que le llevará un presente de su parte. Sin exagerar uno de los más bellos y costosos juego de dormitorio infantil, importado desde Europa para esa época, y de eso yo si se, ya que me tocó el hacer los tramites de compra y venta.
Bien yo era visto en ambas casas, como lo que era el hijo del socio del Don. Por lo que tenía, por decirlo de alguna forma, entrada libre en las dos mansiones. Dolores era por lo menos unos 30 o 35 años menor que el viejo Senador, y 12 mayor que yo. Don Mariano (por poner un nombre), el cual andaba para casi todas partes, acompañado por un séquito de guarda espaldas. Durante la época de elecciones, se mudaba prácticamente a el hogar de su esposa oficial. Quedando la pobre Dolores, a solas con sus dos hijos pequeños, de uno y dos años. Debido a la gran amistad que existía entre mi familia y la del viejo. En ocasiones se me encomendaba que acompañara a Dolores, de compra, o que la llevase al pediatra. Sí hacía falta realizar una reparación menor dentro de su casa se me encomendaba. En fin era una especie de chofer, muchacho de mandado, encargado de mantenimiento, de todo un poco.
Dolores era una mujer bastante joven, y a pesar de las dos pariciones que había tenido, su cuerpo se encontraba en condiciones bastantes aceptables, quiero decir con eso, no era una mujer que hubiera abandonado su físico. Por lo contrario, en esa época no muy pocas mujeres se cuidaban como ella lo hacía. Hacia dietas, y mantenía un régimen de ejercicios diariamente. Y eso fue lo que me volvió loco por ella. Un buen día yo llegaba a realizar la entrega de unos alimentos para las criaturas, cuando pasó de la cocina al patio interior de la casa, y hay encuentro a Dolores, de espaldas a mi persona, con sus largas y bellas piernas abiertas de par en par, su cintura inclinada hacia el frente, la punta de sus dedos rosaba el piso, para luego abrir sus brazos, mientras continuaba inclinada. Sus hermosas caderas eran contenidas por un pequeño pantalón, del cual, la parte inferior de sus bellas nalgas sobre salían indiscretamente. Su hermoso y protuberante busto, era cubierto por una camisilla de algodón la cual se sentía a su cuerpo, dejando ante mi vista parcialmente los dos hermosos pechos de la dama. Por un buen rato permanecí en silencio observando el bello paisaje que se ofrecía a mis ojos. Debido a lo extasiado que me encontraba, no me percate, que mi miembro se había abultado, y hay yo me encontraba con la boca abierta, como hipnotizado, y con mi pene completamente erecto dentro de mi pantalón, inconscientemente mi mano, la metí dentro y lo acomode, de forma tal que no me incomodara, justo cuando ella terminaba de realizar el ejercicio y se incorporaba, se volteo y se me quedo viendo lo abultado de mi pantalón. Por unos segundos ella también quedo como hipnotizada, pero ante el
reclamo de uno de los menores regresó a la realidad.
Se veía bellamente sudada, su cabello de color castaño, recogido en una colita de caballo la hacia ver mucho mas joven, a partir de ese momento algo en su rostro había cambiado, un cierto aire de malicia en sus miradas. Durante el día se encontraba acompañada por una señora mayor que la ayudaba en el cuido de los menores, la cual luego de ayudar en su alimentación se ponía a ver novelas de TV. Dolores me pidió que le ayudara a realizar unos cambios en su dormitorio, ya eran cerca de las seis de la tarde y la señora se retiraba, los niños jugaban en un área destinada para ello, y el viejo no regresaría hasta la semana entrante. Mentalmente yo estaba haciendo planes de como poder llevarla a la cama, en eso Dolores decidió mover unas cajas, y accidentalmente un frasco de tinta me callo encima, me mancho el pantalón y la camisa. De inmediato me indico que me desvistiera para ponerlos en agua y leche para que la mancha no se quedara de forma permanente. ante la situación yo obedecí algo cortado, ella se me quedo viendo a la cara y dijo, no te preocupes yo tengo tres hermanos menores que son de tu edad mas o menos, así que no voy a ver nada nuevo, ademas te paso una toalla y te la pones encima y ya. Al retirar mis pantalones me di cuenta que la mancha había llegado a mi ropa interior, ella también se dio cuenta y alargandome una toalla me ordeno que me los quitara. Lo que hice con algo de reserva, ya que no me encontraba gusto ante esa situación, desde luego mi piel también se había manchado y al darse cuenta me tomo por el brazo y me condujo a uno de los cuartos de huéspedes señalandome el baño me dijo mejor te lavas con agua y jabón para que no se te manche la piel, al decir eso su mano roso uno de mis muslo, mi miembro volvió a reaccionar, y yo tratando de disimularlo.
Antes de entrar a la ducha me pidió que no cerrara la puerta ya que, el seguro se encontraba dañado y luego era un problema abrirla. Yo me introduje en la bañera y comencé a ducharme, cuando al rato sentí que era observado, al voltear a mi derecha Dolores se encontraba parada en la puerta del baño, diciendome, cuando salgas pasas a mi dormitorio hay te dejaré, sobre mi cama, una ropa de mi marido para que la uses mientras esperas a que tu ropa se lave en la maquina y la ponga en la secadora. Mientras tanto me voy a dar una ducha, y diciendo eso se dio la vuelta y contoneándose sus caderas entró al baño de su cuarto, el cual quedaba frente al de los huéspedes. Mi verga se encontraba nuevamente a punto de estallar, el solo imaginarmela dandose un baño, me hizo soñar despierto como se vería dentro de la bañera cayendo el agua de la ducha sobre sus hermosas y bien formadas tetas. Por un rato me distraje y cuando salí envuelto en la toalla, me dirigí muy confiado a su habitación con la idea de recoger la ropa, cuando al entrar al dormitorio y encender la luz, cual no sería mi sorpresa, al encontrar a Dolores tendida sobre su cama completamente desnuda y con las piernas ligeramente abiertas. Ella se aparentemente se encontraba descansando, con la luz apagada, y al verme puso cara de sorprendida, diciendo, disculpa Antonio, es que antes de darme la ducha me recosté para descansar algo y por lo visto me quede dormida, pero durante todo ese tiempo no hizo nada por ocultar sus desnudes y yo continuaba mirandola extasiado, se sonrió y dijo, mentira te estaba esperando, desde que te vi esta tarde tenia ganas de meterte el diente. Ven acuestate a mi lado que yo se que tu me quieres coger. Por unos segundos permanecí paralizado, no podía creer lo que mis ojos miraban y lo que mis oídos escuchaban. Dolores dijo yo quiero aprovechar que Mariano se encuentra en su campaña política, así que ven para la cama. Yo como un autómata me fui acercando, al tiempo que la pequeña toalla la deje caer a mis pies, mi corazón latía acelerado, y mi verga se encontraba a toda vela, mas dura que un palo mayor. Me tendí a su lado ella me ofreció sus labios y mi boca se poso en ellos, por un largo rato nos revolcamos en su cama, en un solo abrazo, mis manos acariciaban todas sus duras carnes.
RRRRRiiiiiiiinnnnnnn......... Sonó el teléfono que estaba en su mesa de noche, como por arte de magia nos paralizamos, ella dudó por unos segundos en responder. Me dijo, el único que llama a este telefoto es mi marido, espera un momento. Dolores entendió su brazo y agarró el auricular, después de un saludo afectuoso, su cara palideció. Se levantó de inmediato, me tomó por una mano y me dijo, Mariano se encuentra en camino para la casa, esta saliendo del Centro Comercial que esta al doblar la avenida, no te va a dar tiempo de salir de la casa sin que te vea, y no quiero que te encuentre aquí, así que sigueme y mantén silencio, o nos morimos los dos. Ella tomó una bata casera y se la fue poniendo a medida que caminaba, sus nalgas se movían con rapidez hasta que llegamos a la cocina. Dolores miro nerviosamente para todos lados, se dirigió a la gran nevera que se encontraba en una esquina la movió y me indicó que me escondiera tras ella, en ese momento nos dimos cuenta que yo continuaba desnudo. Dolores me empujo y volvió a colocar la nevera en su sitio, como la cocina era grande, la nevera ocupaba un gran espacio ya que se encontraba colocada de manera que se formaba un espacio entre las dos paredes de la esquina y la parte trasera de la nevera. Hay me encontraba yo completamente desnudo, cuando sentí que se abrió una de las puerta de la cocina sentí los pasos de varias personas, y me acorde de los guarda espaldas del viejo Mariano. De momento se comenzó a dar una conversación entre tres hombres, uno era el chofer y los otros dos los guarda espaldas. Los conocía de vista a la mayoría de ellos, y estaba seguro que de encontrarme así y en ese lugar lo menos que me esperaba era una paliza, por lo que opté por permanecer en silencio. Yo no tenía idea del tiempo transcurrido, cuando escuche la voz de Dolores que se dirigía al trío, diciendoles, ya se que se quedan hasta mañana, así que cualquier cosa no duden en pedirmela, en confianza los dejo en su casa. Pasen a la sala para ponerles el televisor, eso se escuchaba más como una orden que como una sugerencia, ella continuo diciendo, sientense donde gusten que ya les llevo algo de comer. Mariano se queda esta noche aquí, pero mañana temprano salen en el automóvil lo dejan en el aeropuerto, que el gobernador del estado lo va a recoger, ustedes deben llegar a la casa del gobernador más o menos en unas 12 horas con el resto del equipaje. Dolores luego se acercó a la nevera y me dijo, permanece quieto no hagas ruido estos luego se van a dormir y mañana nos vemos después que se marchen.
Pase la peor noche de mi vida, me encontraba desnudo, sentado en el suelo, con hambre, y para colmo de males hacía un calor infernal de tras de la nevera. Toda la noche la pase mayormente despierto, no tan solo por lo incomodo del lugar si no que ademas yo había perdido el sueño. Cuando ya casi me dormía, sentí que entraban en la cocina debía ser de madrugada. Nuevamente se escucharon voces, y el sonido de la cocina indicaba que se preparaba el desayuno. Estimo que debieron ser las siete de la mañana, cuando se retiraron Don Mariano y sus guarda espalda. Por un buen rato permanecí en silencio, cuando decidí aventurarme a salir de mi escondrijo. Con cuidado me asomé por una de las ventana y vi como Dolores se despedía del grupo. Ya más tranquilo y adolorido por la incomoda noche que pase, me dirigí al dormitorio de Dolores y me tire en la cama, me acosté boca arriba, y debido al cansancio y al malestar me quede dormido.
Sueño que me estoy cogiendo a Dolores, su húmedo cono se traga mi verga una y otra vez. Pero una agradable sensación me hace despertar de mi sueño, mi verga la siento erecta y húmeda. Al levantar mi vista veo la cara de Dolores, lamiendo mi verga como si fuera un sabroso helado de fresas. Ella continua lamiendo, chupando, y mamando mi miembro, al tiempo que se mueve de forma y manera tal, que su coño queda a la altura de mi boca. Por unos segundos se sacó mi verga de su boca y dijo, no te preocupes que el viejo anoche solo se dedicó a roncar, para darme a entender que su coño se encontraba limpio, acto seguido volvió a la carga contra mi verga, yo por mi parte comencé a pasar mi lengua por sus duros muslos, esa mata de pelos olía a mujer deseosa de ser satisfecha, mis labios chuparon su clítoris, y mi cara se fue enterrando dentro de ella, hasta donde físicamente era posible.
Nuestra relación continúo por espacio de dos años, yo siempre llegaba cuando el viejo se marchaba, hasta que un bien día él fue nombrado Gobernador del estado que representaba, y se marchó con todo y mi Dolores, por lo que yo anduve desconsolado por largo tiempo.
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