Ama y
esclava (II).
LA
PRIMERA LECCION, por Whipmaster
Después del primer encuentro cara
a cara con mi esclava, ella -una compañera de trabajo- me confesó que se
excitaba imaginando las fantasías sadomasoquistas que ibamos a desarrollar en
nuestras próximas citas. Estaba muy claro que su primera experiencia como
sumisa le había resultado placentera porque desde aquel día lució un variado
muestrario de zapatos de tacón de aguja. Sabía que me excitaban y de algun modo
eran una invitación explicíta a .entrar de nuevo en el juego.
Yo también me moría de ganas por
esclavizarla, así que dejé una nota sobre su mesa de trabajo: a las 7 en casa.
Ven preparada. No olvides tus botas. Cumplió mis deseos y se presentó
puntualmente. Cuando le abrí la puerta se me acercó para besarme pero la aparté
con firmeza y la fulminé con la mirada. Debía quedar muy claro que no iba a
haber prólogos ni distensiones y que si en el trabajo nos tratábamos como
amigos, cuando entrábamos en el j uego del sado ella no era mas que una esclava
que ni siquiera tenía derecho a mirarme a los ojos.
Le dije, sigueme. Y la conduje
hasta una habitación. Le ordené que se desnudara y que se calzara aquellas
botas altas con las que ella se sentía tan a gusto y que a mí me resultaban
excitantes. Luego debía esperarme de pie, en silencio, con la cabeza agachada.
La hice esperar un rato. Mientras,
yo también me preparé y puse a punto todos los utensilios que tenía preparados
para la ocasión. Estaba dispuesto a gozar a tope de esta nueva esclava que
acababa de cazar. Cuando me acerqué a ella la noté un poco nerviosa. Para
tranquilizarla, y sin decirle nada, masajee todo su cuerpo con mis manos y me
detuve un rato en su coño y en sus pezones, que pellizqué suavemente para ver
como se tensaban Ella hacía esfuerzos para contenerse y permanecer quieta, como
sabí a que deseaba. La besé lascivamente en el cuello y la contemplé.
Realmente, era una chica muy atractiva.
A continuación, lo primero que
hice fue colocarle con firmeza su collar de perra mientras le obligaba a ladrar
y a repetir soy tu perra, soy tu puta, soy tu esclava, soy tu perra, soy tu
puta, soy tu esclava... Tenlo grabado en tu mente, insistí, porque cuando estés
ante mi deberás anular por completo tu voluntad y tus deseos. Tu unica voluntad
y tus unicos deseos serán los de tu amo. Harás todo lo que te ordene diciendo
siempre, si mi amo. Y cuando me apetezca o hagas algo que no me guste serás
castig ada, para que aprendas. No esperes que tenga compasión de ti.
Muy pronto sabrás lo que son el
dolor, el asco y la angustia. Pero a tu amo le gustará ver tu carita asustada y
su satisfacción será la tuya. Aprenderás a encontrar placer en tu dolor y
llegará un día, ya lo verás ,en que tu misma desearás llegar mas lejos, poner a
prueba tu capacidad de resisten cia y demostrarte que realmente eres una buena
esclava. Entonces te ofrecerás a tu amo y le dirás: mi amo, si tu lo ordenas tu
puta está dispusta a complacerte haciendo eso o lo otro para ti. Y yo aceptaré
si me apetece.
Y no lo olvides. Voy a ser duro
contigo. Para mi, ahora, no eres mas que una miserable esclava y no valdrás mas
que el placer que seas capaz de darme. Y mientras le decía esto empecé a
pintarrajear con lápiz de labios sobre su cuerpo, en la frente, sobre el pecho,
junto al coño, las palabras "p uta" y "slave". La coloqué
frente al espejo y la obligué a contemplarse. Ella, tan coqueta, debía sentirse
grotesca, humillada, degradada, maltratada.
Pero estaba convencido, porque mi
experiencia me lo había enseñado así, que cuando los esclavos perciben que su
amo ejerce un control absoluto sobre ellos y no les da la mas minima chance,
entonces se enttregan a él sin reservas porque saben que no tienen otra
alternativa que complacerle. Cosas de perros.
La tuve mas de media hora frente
al espejo, en penumbra, mientras yo entraba y salía de la habitación sin
hacerle el mas minimo caso. Sabía que la inquietaba Una de las veces le di un
azote, fuerte y seco, pillandola por sorpresa. Ella se giró insitintivamente
hacia mi e iba a decir algo, pero c ontuvo su reacción. Había comprendido que
su amo no iba a tolerar la mas mínima indisciplina.
Como aquel dia me había propuesto
humillarla hasta lo mas bajo, lo que hice a continuación fue colocarle una de
aquellas bolas que tapan la boca y que tienen como unas riendas para sujetar al
esclavo. Tirando de ellas la hice agacharse de cuatro patas y me monté encima,
mientras con la fusta le castigaba el culo y los flancos. Quería gemir, pero la
bola se lo impedía y además debía concentrar todos sus esfuerzos en aguantar mi
peso.
Cuando noté que mi montura
flaqueaba me levanté y le ordené: Sígueme.
Vino detrás de mi, a cuatro patas,
como un animal. Y la conduje hasta el salón de la casa. Había perdido toda la
altivez de su porte pero me complacía ver como me seguía, amordazada,
arrastrandose patosamente por el suelo, sus hermosas tetas colgando...
Una vez en el salón, me arrellané
en el sofá y la hice colocar de pie ante mi.
Vamos a ver, dime lo que eres
Gmmmmnnnnññññ
La mordaza que tapaba su boca le
impedía hablar.
Le grité: mas claro, que no te
entiendo, o es que las putas como tu solo sabeis gemir
GMNNNNNÐÐÐÐÐ
Eres una inutil. Está claro que lo
mejor que puedes hacer es permanecer callada.
A continuación la liberé de la
mordaza y le sujeté las manos con sendas muñequeras unidas por una cadena
corta.
Le ordené que se masturbara, pero
como tenía muy poca libertad de movimientos con sus manos le costaba bastante.
Mientras, yo masajeaba obscenamente mi polla frente a ella.
Cuando me pareció que su coño se
había humedecido empecé a restregarselo con el pie. Ella buscó una posición que
le permitiera darse gusto y empezó a moverse ritmicamente, buscando
ansiosamente el orgasmo. No se lo permití.
Cuando ya estaba en la recta final
le retiré el pie.
Oh, no mi amo, ahora no. Te lo
suplico. Permite que me corra. Ya casi estaba a punto.
Guarra. Asquerosa. No has visto
como has ensuciado mi pie con tus fluidos. Limpiamelo.
Se agachó y paseó concienzudamente
su lengua por todo mi pie, chupándome los dedos.y lamiendome la planta.
Después de liberarle las manos, le
dije Ahora el que quiere correrse soy yo, así que voy a follarte la boca.
Acercate y chupala.
Lo hizo maravillosamente bien,
recorriendo morbosamente mi polla con su lengua, de arriba abajo y de abajo
arriba. Entreteniendose en los puntos mas sensibles. Babeando. Contorsinandose
como si estuviera en celo. Metiendosela hasta el fondo y prolongando al máximo
la llegada del orgasmo.
Cuando llegó descargué toda mi
leche en su boca y se la tragó golosamente
Te he complacido, mi amo? He sido
una buena esclava? Te he dado todo lo que querías?
No estuviste mal, pero ten en
cuenta que hoy ha sido sólo el primer día y que cada vez voy a exigirte mas.
Tendrás que superarte día a dia y serás sometida a pruebas mucho mas dificiles.
Pero por el momento te concedo un orgasmo.
Le entregué un enorme consolador y
le dije.
Toma. Es para ti. Tratalo con
muchísmo cariño y usalo pensando que es la polla de tu amo.
Entonces me aparté de ella y la oí
gemir un buen rato hasta que al final se corrió
Al despedirla, le pregunté: has
aprendido algo de tu primera lección, esclava?
Si, a obedecerte en todo, mi amo.
Si te has excitado leyendo este relato,
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