Ella no supo (historia real).


Esto que les voy a platicar sucedió el fin de semana pasado 20 de agosto de 1999 en la Ciudad de México. Por alguna razón que no me explico, me excita mucho pensar que se cogen a mi esposa y en varias ocasiones, cuando estábamos haciendo el amor, le pedí que me platicara que es lo que había hecho antes de conocerme, pero ella solamente había fajado con sus antiguos novios y nunca había llegado al acto con nadie mas que conmigo. En otras ocasiones le pedí que me platicara como le gustaría que alguien se la cogiera y cuando me lo platicó, me excité también muchísimo. Era difícil para mí lograr que ella se involucrara con alguien mas, porque francamente me excitaba mucho, pero no quería que ella se involucrara sentimentalmente con alguien mas, solamente era para mí un juego erótico. Un día sin planearlo, fui a comer con un antiguo amigo nuestro de la universidad y después de tomar muchas copas, entramos en el tema sexual con nuestras parejas y yo me sinceré y le platiqué de mi fantasía. Él me comentó que siempre se le había antojado mi esposa y que si yo quería, él podría ayudarme. ! Francamente en ese momento me excitó muchísimo el sólo pensar en la posibilidad, el problema era que Lourdes se prestara para tal evento.

Sergio me propuso que la llamáramos para que nos acompañara y que sobre la marcha viéramos que pasaba. Tomé mi celular e invité a mi mujer a que nos alcanzara en el restaurante. Como media hora después llegó en taxi y se sentó con nosotros. Platicamos de los viejos tiempos y de los amigos y después de un rato, Lourdes ya nos había alcanzado en lo que a alcohol se refiere. El lugar estaba de gran ambiente y nos paramos a bailar mi mujer y yo. Al rato que ella estaba bastante cuete, nos fuimos a la casa y seguimos tomando bastante, pusimos música y bailamos primero ella y yo y después Sergio y ella.

Él aprovechó bastante el hecho que ella ya estaba muy tomada y los planes que habíamos hecho y la manoseó por todos lados, pero cuando quiso acostarla en el sillón, ella se negó rotundamente y se fue a acostar a nuestro cuarto. Nos quedamos él y yo! como bobos en la sala, al parecer no había nada que hacer ! pero yo seguía con el antojo de que se la cogiera y él estaba deseoso de cogérsela. Le dije que por que no esperábamos a que se durmiera y que ella normalmente tenía el sueño muy pesado y ya cuete, seguramente no se despertaría. Que en muchas ocasiones que llegábamos cuetes, ella se dormía mientras yo me la cogía y que se movía bien rico. Así lo hicimos, esperamos un rato y yo entré a nuestra recámara para prepararla. Me acosté y me la empecé a cachondear y a desnudarla. Ella como de costumbre no me rechazó en lo absoluto y se empezó a mover cachondamente. Cuando volteé, Sergio estaba parado junto a nosotros, yo le hice la seña para que se desvistiera y me retiré para que él se montara sobre de ella (ella se encontraba boca abajo). Sergio se acercó lentamente y le acarició delicadamente las nalgas. Lourdes solamente sonrió y se relajó. Yo jalé una silla y la puse cerca, en donde podía apreciar todo el panorama. Seguidamente, se acostó sobre ella y con la rodilla le abrió las p! iernas y hábilmente colocó su enorme pene sobre la panocha de mi esposa y se la empezó a meter lentamente, al tiempo que metió sus manos por debajo para acariciarle los senos. La empezó a embestir de una forma agresiva y yo pensé que ella podía despertarse, pero ella solamente levantaba el trasero para que la penetrara mas. Yo estaba verdaderamente caliente y disfrutando como por primera vez alguien se estaba cogiendo a mi esposa. Al cabo de unos minutos, Sergio se empezó a venir dentro de ella al tiempo que hacía movimientos verticales bruscos. Cuando terminó, se levantó y nos fuimos al pasillo de afuera. Me comentó que mi esposa estaba deliciosa y que le había encantado. Yo le pedí que por favor fuera discreto, a lo que contestó que no me preocupara. Lo despedí en la puerta y me regresé a la recámara. Ahí estaba mi esposa tirada sobre su estómago, recién cogida y sin saberlo. Me monté sobre de ella e introduje mi verga dentro de ella. Obviamente estaba empapada y el solo pe! nsar en lo que acababa de pasar me hizo que me viniera a bo! rbotones. Al día siguiente que me desperté, Lourdes ya me tenía preparado el desayuno y durante el mismo, me comentó que había sentido como me la cogía, que le había encantado y hasta había tenido un sueño erótico. Yo le comenté que me había excitado verla bailar con Sergio y que me la había cogido dos veces.