Fútbol, pasión de multitudes.
Villa Gesell
Era sibado a la noche y mi esposa viajo a Buenos Aires por Trabajo. No es muy frecuente, pero cada dos o tres meses a mk me toca quedar por unos dkas solo. Realmente no me desagrada; no me gustarka vivir solo en forma permanente, pero unos dkas cada tanto me resultan francamente refrescantes. Hay algo especialmente disfrutable en ese disponer de toda la casa para uno solo y de hacer lo que uno quiere en el momento que uno quiere. Para mayor sensación de libertad, acostumbro cerrar todas las ventanas y desnudarme por completo y es precisamente lo que habka hecho esa noche. A las nueve comenzaba un partido de fstbol que transmitkan por el cable, y como ya era casi la hora preparé todo para verlo con total tranquilidad. Sobre la mesita de luz tenka los cigarrillos, el cenicero, el control remoto, y el teléfono. Me servk un Martini y coloqué el vaso también sobre la mesita de luz y la botella en el piso, junto a la cama. Me tendk sin molestarme en abrir la cama y encendk el televisor. Ya estaba por comenzar el partido, tomé el vaso y en ese preciso momento sonó el timbre.
Maldiciendo de antemano al inoportuno que interrumpka mi sabrosa soledad atendk el intercomunicador.
æQuién? Nosotros
Era la voz de Carla, la hermana menor de mi esposa y el nosotros significaba que venka acompanada de Mauricio, su esposo. Me llevaba muy bien con ellos, de manera que mientras me ponka una remera y un short para ir a abrirles la puerta, el enojo que habka sentido al oir el timbre terminó por disiparse y cuando llegué a abrirles la puerta lo hice con mi mejor y mis sincera sonrisa.
Hola, æcómo andan? Bien, æy vos? æya estabas durmiendo? preguntó Carla. æA esta hora? No, pasen. Estaba por ver el partido. Lo supusimos intervino Mauricio Venkamos de la playa y como nosotros no tenemos cable se nos ocurrió que podrkamos verlo contigo. Claro que sk. Esti por comenzar; tengo la tele encendida en el dormitorio. Vayan pasando y acomódense que ya les llevo unos vasos y les sirvo unos Martinis. Perfecto aseguró Carla.
Los miré pasar mientras mantenka la puerta abierta. Mauricio estaba vestido como yo, con un short y una remera y lo mismo Carla, salvo que en lugar de un short tenka puestos uno de esos pantaloncitos ajustados y elisticos que llegan hasta las pantorrillas. La remera le llegaba hasta la mitad de la cola y de ahk para abajo, pude admirar su forma redondeada, la marca del traje de bano por debajo y la manera en que la tela se deslizaba entre sus nalgas. La mano de Mauricio dindole una palmada en la cola haciéndola pasar delante de él, completó un cuadro que me hizo suspirar para mis adentros.
Siempre he admirado secretamente la cola de Carla. Objetivamente, debo reconocer que no es perfecta. Uno ciertamente puede ver a cada rato colas quizi mejor formadas en la televisión, en las revistas, o en el web. Pero asn ask, la cola de Carla es redondita, firme y sugestiva, y por sobre todas las cosas, aunque nunca desnuda, ésta tengo oportunidad de verla en persona. Su cara es bonita, sus pechos seductores, sus piernas bien formadas, pero lo que siempre me ha gustado mis de ella ha sido su cola. Frecuentemente al verla he sentido la tentación de estirar la mano para acariciarla, para sentir sus nalgas hundirse bajo la presión de mis dedos, o de pararme detris de ella y apoyar mi bulto contra su cola. Por supuesto que nunca llegué a hacer nada parecido, a excepción de en mis fantaskas, y jamis me he permitido tampoco hacer a nadie el mis mknimo comentario al respecto. Sin embargo, mis de una vez he tenido la sensación de que Carla es consciente de todo esto y de que secretamente ella se divierte y disfruta con mis miradas a su cola cada vez que tengo la oportunidad. En ocasiones, hasta se me ocurre que sabiendo que nos vamos a ver, elige ponerse ropa que destaca mejor sus formas y también de que se las ingenia, cuando estamos juntos, para que pueda admirarla la mayor cantidad de veces posible. Probablemente no sean mis que fantaskas mkas, provocadas por el calor que me ocasiona la vista de su cola; fantaskas que preferk dejar de lado por un momento para ir a buscar esos vasos con hielo que les habka prometido y unirme con ellos para ver el partido.
Los encontré ya tumbados sobre la cama, Carla en una punta, la mis cercana al televisor, Mauricio al medio y a mk me habkan reservado mi lugar del lado derecho de la cama, junto a la mesita con mi vaso y mis cigarrillos. Les servk y alcancé sus Martinis, y me acosté también yo a mirar el partido.
El primer tiempo pasó sin que ocurriera nada especial. Conversamos sobre cosas triviales, comentamos algunas jugadas, fumamos y bebimos animadamente. Durante el descanso, como los tres estibamos hambrientos, pedimos unas pizzas y unas cervezas por teléfono. Cuando llegaron, justo antes de que empezara el segundo tiempo, Carla fue a recibirlas y trajo la pizza repartida en tres platos. Mauricio se encargó de llevarse los vasos de Martini, y los reemplazó por las cervezas y tres vasos limpios. Al volver a ubicarse en la cama, Carla, que llegó primero, quedó a mi lado, mientras que Mauricio se sentaba en la otra punta. Durante los primeros veinte minutos, estuvimos los tres sentados contra la cabecera de la cama, comiendo, observando el partido y apenas si cruzamos algunas frases. Cuando terminamos de comer, junté los platos para llevarlos a la cocina y volvk al dormitorio apagando la luz antes de acostarme.
Continuamos mirando el partido, los tres allk, acostados boca arriba sobre la cama. Estaba realmente interesante, nuestro equipo ganaba por dos goles y el tercero parecka venir de un momento a otro. Pero por mis que intentaba concentrarme en el partido no podka dejar de sentir el costado de Carla contra mi costado, especialmente el costado de su cola, y no conseguka dejar de observar de reojo sus pechos subiendo y bajando al ritmo de su respiración. El contacto era totalmente casual e inevitable dadas las dimensiones de la cama y el hecho de que éramos tres personas acostadas en ella, pero asn ask me resultaba excitante. De todas maneras yo no me atrevka a moverme, no querka ni separarme ni tampoco hacer algsn movimiento que la hiciera pensar que querka apretarme mis a ella.
El contacto no duró mis que un rato, ya que Carla con aire aburrido, se puso de costado dindome la espalda y apoyando su pierna derecha por encima de las de Mauricio que seguka boca arriba. A pesar de perder ese contacto, me sentk un poco aliviado y aproveché yo también para ponerme de costado y ganar un poco del espacio que Carla habka dejado al cambiar de posición, aunque obviamente me cuidé muy bien de que mi bulto guardara las debidas distancias con su cola. Con el codo apoyado en la almohada y la cara en mi mano, seguka mirando el partido, pero de reojo veka la cola de Carla, mi bulto a poca distancia, y pude observar ahora como ella, con un movimiento distrakdo flexionaba asn mis la pierna que apoyaba sobre las de Mauricio, de tal forma que su muslo quedaba justo apoyado en el bulto de él. Éste a su vez, con un movimiento totalmente natural y sin dejar de mirar hacia la tele, apoyaba su mano derecha en el muslo de ella y lo acariciaba lentamente como agradeciendo el contacto que ella habka iniciado, mientras su otro brazo servka de apoyo a su cabeza.
Para estos momentos, ninguno de los tres hablaba y todos miribamos hacia el televisor. El partido terminó, y Mauricio que tenka el control remoto, hizo una recorrida por los canales hasta parar en uno donde pasaban una pelkcula. Era una de esas pelkculas policiales, una de esas que sin ser pornogrificas tienen alguna escena de sexo. Los tres miribamos la pelkcula sin hablar, mucho menos cuando en la pantalla ya podka verse a la chica apoyada de espaldas contra una pared, mientras él dejaba al descubierto sus pechos y bajaba con su lengua lentamente desde su cuello, por entre sus pechos, lamiendo primero un pezón y luego el otro.
æQuieren que cambie de canal? rompió el silencio Mauricio. Dejila dije yo el argumento parece muy interesante agregué con mi mejor tono irónico. Sk, dejala. Todavka no sabemos quién es el asesino cerró la discusión Carla con una risita divertida.
Mientras tanto, los protagonistas de la pelkcula ya se habkan desnudado completamente, y desde mis arriba de ellos, hacia un lado y un poco mis atras, se veka cómo la chica se montaba sobre él, como él acariciaba sus pechos, como las nalgas de ella se apoyaban sobre los muslos de él cada vez que ella bajaba. Aunque hubiera preferido que no pasara, mi verga comenzó a endurecerse. No era el mejor momento para que me ocurriera eso, pensaba yo. Decididamente, teniendo puesto apenas un short que no ocultarka para nada mi erección, y encontrindome con Carla y su esposo junto a mk, no era el mejor momento. Pero de todas maneras ya estaba completamente parada y lo snico que podka hacer era tratar de no moverme para que no fuera a rozar la cola de Carla que tenka a apenas unos centkmetros.
La chica de la pelkcula, dejó de moverse hacia arriba y abajo, y en lugar de eso, con la cabeza tirada para atris y mordiéndose el labio inferior, movka sus caderas hacia atris y hacia adelante, frotindose sensualmente contra él y probablemente saboreando la forma en que la verga de su companero masajeaba su clktoris. Carla también se movió. Retiró la pierna que tenka sobre el bulto de Mauricio y la apoyó sobre su otra pierna, descansó la cabeza sobre el pecho de él y se acurrucó flexionando un poco mis las piernas, con el resultado de que su cola, su preciosa cola, terminó recostada contra mi pija totalmente parada. Al sentir ese contacto, yo me quedé quieto, absolutamente inmóvil con la vista fija en la pelkcula, haciendo como que no me daba cuenta de nada. Carla movió un poco sus caderas acomodindose, pero de todas maneras, mi verga seguka presionando su cola.
Mauricio pasó el brazo derecho alrededor de su cuello y con el otro acariciaba su cara, que descansaba en el pecho de él. Ahora que la pierna de ella ya no lo tapaba, pude ver que no era el snico que tenka una erección, y a juzgar por lo levantada que estaba la tela, la de él no era menor a la mka. Carla tenka una mano apoyada en el muslo de Mauricio, justo debajo de donde terminaba su pantalón corto y parecka a punto de deslizarla por debajo, pero como si asn no se animara.
La escena de sexo terminó y la pelkcula continuó su desarrollo. Nosotros tres segukamos en las mismas posiciones. Yo estaba enloquecido sintiendo la cola de Carla apretada contra mk; estaba seguro que ella tenka que darse cuenta de cómo mi pija estaba totalmente parada, y asn ask no me atrevka a moverme ni a decir nada. Mi mayor temor era que Mauricio lo notara. No tuve mejor idea que simular que me habka quedado dormido, apoyando la cabeza en la almohada, cerrando los ojos y manteniendo mi respiración a un ritmo regular.
De a ratos entreabrka los ojos, y a pesar de que no podka verlo directamente, tuve la certeza de que la mano de Mauricio ya no acariciaba la mejilla de Carla sino sus pechos y que la mano de ella se habka deslizado finalmente bajo sus pantalones. Cuando la pelkcula terminó y comenzó a aparecer el reparto, Marcelo apagó el televisor, dejando el cuarto en una total oscuridad.
Carla emitió un leve suspiro y apretó asn mis su cola contra mk. Ya mis animado y todavka con la coartada de mi supuesto sueno me acomodé mejor para que mi verga quedara perfectamente ubicada entre sus nalgas, presionindola lentamente y sintiendo como ella respondka con su cola hacia atris. Con la complicidad de la oscuridad me animé a estirar mi mano y me encontré con su brazo. Apenas tocarlo pude notar que ella lo movka rktmicamente y la conclusión fue obvia: estaba haciéndole una buena paja al bueno de su esposo mientras disfrutaba de mi verga apoyada en su culo. Yo bajé mi mano para acariciar el costado de su muslo derecho y lentamente lo fui subiendo hasta su cola, sintiendo sus nalgas suaves y firmes al mismo tiempo.
Mis ojos ya se habkan adaptado a la oscuridad y supuse que los de ellos también. Ya no tenka dudas de que Carla era consciente de lo que yo hacka, de que sabka perfectamente que no estaba dormido y de que consentka y disfrutaba mi contacto. Pero asn temka que Mauricio me descubriera, ask que trataba de limitar mis movimientos al mknimo y procuraba siempre que mi mano no quedara al alcance de su vista.
Mauricio me sorprendió, cuando asn boca arriba, separaba la mano de Carla y procedka a quitarse el short, quedando sólo con la remera puesta. Se puso de costado de frente a Carla y le quitó la remera a ella. El corpino de su traje de bano ya estaba desabrochado, probablemente debido a las caricias que antes le habka echo, y también se lo quitó. Carla levantó un poco su muslo derecho y deduje que Mauricio estaba introduciendo su mano entre sus piernas.
Ante tantos movimientos, sólo atiné a quedarme quieto, temiendo que Mauricio me descubriera de un momento a otro. Mi mano habka quedado apoyada en la nalga de Carla y no me animé ni siquiera a quitarla. Justo sobre mi mano, sentk entonces la de Mauricio. Si antes me habka quedado inmóvil, ahora estaba absolutamente petrificado. Mauricio me levantó la mano de la muneca, la retiró de la cola de su esposa y para mi profunda sorpresa, la volvió a apoyar sobre el muslo de ella, mis abajo. No comprendka nada. æEra acaso que no querka que le tocara el culo pero estaba de acuerdo en que acariciara sus muslos? La respuesta llegó pronto. Mauricio estaba tomando los pantalones de Carla por la cintura y los estaba haciendo bajar, quitando al mismo tiempo también la parte inferior de su traje de bano; habka retirado mi mano de su lugar sólo para poder terminar de desnudarla.
A pesar de que no habkamos cambiado una sola palabra al respecto, ya era claro que los tres estibamos totalmente excitados y que ninguno querka detener lo que espontineamente se habka iniciado. Mientras Carla movka sus piernas para terminar de deshacerse del traje de bano, yo me apresuré a quitarme también el short y la remera. Fue Mauricio quién terminó de desengancharme el short de uno de mis pies y lo arrojó hacia mi costado de la cama.
Ahora ellos estaban abrazindose y besindose abiertamente. Ya ninguno fingka nada y se sentka la respiración agitada de Mauricio y los jadeos de Carla. Acerqué mi cabeza a la nuca de ella y comencé a lamer su cuello y sus hombros, saboreando la sal que el agua del mar habka dejado en su piel, mientras con una mano acariciaba sus muslos y subka por entre ellos, deslizindola por entre sus nalgas. Cuando Carla abrió sus piernas, levantando su muslo derecho, crek que era para que mi mano pudiera acariciarla mejor, pero cuando metk mi mano entre sus piernas para llegar a su concha, que anticipaba empapada, noté que la verga de Mauricio ya habka ocupado su lugar allk, y que con lentos movimientos de cadera la estaba comenzando a penetrarla. Sin dejar de lamerle el cuello y ahora también los lóbulos de las orejas, pasaba yo los dedos junto a la pija de Mauricio, juntando los jugos que escapaban de su concha y llevindolos hasta el orificio de su culo, moviendo un dedo alrededor de él. Era imposible determinar si era a causa de Mauricio o a causa mka, pero era evidente, a juzgar por sus gemidos, que Carla lo estaba pasando de maravilla; probablemente fuera a causa de los dos. El dedo con el que jugaba en su culo, comenzo a deslizarse dentro de él, con poca resistencia de su parte. Poco a poco, lubricaba mis y mas su culito con los jugos que destilaba de su propio sexo. Pronto el dedo estaba totalmente adentro y con un poco mis de jugo, a ese dedo se unió otro. Carla pareció querer agradecerme el gesto y giró su cara hacia atras para encontrar mi boca con la suya y besarme con fuerza. Pasé mi otro brazo por debajo de ella y logré tomar uno de sus pechos y juguetear con el pezón. Mauricio la tenka tomada de la cintura y seguka bombeando dentro de ella, ahora con un ritmo un poco mis ripido. En ese momento, por sus gemidos y por sus movimientos, tuve la seguridad de que Carla estaba experimentando un orgasmo. Mauricio y yo la abrazamos y mantuvimos nuestras caricias, dejando que ella se hundiera en su placer.
Sin separarme mucho, estiré mi mano hasta el cajón de la mesita de luz, y tanteando a ciegas busqué un frasco de crema que mi esposa suele usar para sus manos. Saqué mi brazo izquierdo de debajo de Carla y dejé que mi pija quedara apoyada sobre el muslo de ella para no perder todo el contacto. Mauricio seguka cogiéndola suave y regularmente, los tres respiribamos agitadamente. Con rapidez abrk el frasco y pasé una buena cantidad de crema sobre mi verga, que sentka mis dura que nunca. La frescura y la suavidad del contacto con la crema me produjo nuevas sensaciones de placer. Puse crema también sobre las nalgas de Carla y la esparck con movimientos circulares, luego me unté ambas manos generosamente y volvk a dejar el frasco sobre la mesita de luz. Mi mano izquierda pasó nuevamente por debajo de ella para juguetear con uno de sus pezones y con mi mano derecha, con mis dedos abundantemente lubricados retomé mi juego con el orificio de su culo. Los dos dedos que antes ya le habka introducido entraron ahora con mucha mayor facilidad. Por unos momentos me dediqué a coger ese culo con dos dedos y al poco rato fui capaz de agregar otro.
Luego saqué los dedos de su culo, y tomando mi pija con la mano, la froté entre sus nalgas, desde el punto donde podka sentir la verga de Mauricio entrando y saliendo de su concha, pasando la mka por su culo, hacia arriba y nuevamente hacia abajo. La crema en mi miembro y en toda su cola hacka que el movimiento fuese sumamente suave y placentero. Después de unos cuantos movimientos como ese, guié mi verga hasta dejar apoyada la cabeza justo en su culo. Sentk como Carla se ponka tensa y su culo se cerraba ante el contacto. Me quedé quieto, sin presionar pero sin dejar que mi pija se apartara de esa entrada, esperando que ella se relajara. Mauricio llevaba ya un buen rato cogiéndola pero a un ritmo muy lento, como si quisiera al mismo tiempo mantener la excitación de Carla y esperar por mk, a que los dos estuviéramos dentro de ella. Instantes después sentk como el esfknter de Carla se relajaba lentamente y, con la ayuda de una presión muy lenta de mi parte, comenzaba a abrirse para recibirme. Apenas la puntita de la cabeza habka entrado. Yo sabka que no debka apurarme y Mauricio también parecka saberlo, porque bajó asn mis su ritmo, hasta quedarse casi inmóvil como para que Carla y yo pudiéramos concentrarnos por completo en esta delicada operación.
Mi mano izquierda seguka masajeando uno de sus pechos y con la otra trataba de separar sus nalgas para que se abriera mis su culo. Lentamente, muy lentamente, fui capaz de introducir la cabeza de mi verga por completo. Carla movka su cola hacia atris como invitindome a que la penetrase mis, pero yo acompané su movimiento sin hacer fuerza, dejando que su culo se acomodara y se acostumbrara a la presencia de mi miembro. De a poco, milkmetro a milkmetro primero, centkmetro a centkmetro después, fui metiendo toda mi verga en su culo. Cuando hubo entrado por completo, cuando mis huevos quedaron justo en la entrada, cuando sus nalgas quedaron totalmente apretadas contra mk, Carla dejó escapar el aire que habka retenido en sus pulmones con un suspiro y volvió a relajarse.
Durante un segundo o dos me quedé quieto, saboreando todo el placer que tenka ante mk. El pecho que mi mano izquierda acariciaba era firme y llenaba con creces el hueco de mi mano, el pezón no podka sentirse mis duro. El cuello y los hombros de Carla estaban empapados con mi saliva y yo no dejaba de lamerlos y besarlos. Su espalda estaba totalmente apretada contra mi pecho. Podka sentir mis muslos apretados contra la parte posterior de los muslos de ella, sus nalgas apretadas contra mk. Dentro de ella, sentka como su culo se apretaba y se aflojaba por momentos masajéandome la verga y podka incluso sentir, y esto fue lo que me excitó mis, algo duro que me la frotaba por dentro y que no podka ser otra cosa que la pija de Mauricio que ahora habka pasado a un ritmo mayor. Si para mk y seguramente para Mauricio esto era una sensación increkble, no podka siquiera imaginar lo que podrka significar para Carla.
Con mi mano libre tomando su cadera, lentamente hice que mi verga comenzara a salir de su culo, hasta que sólo la cabeza quedó adentro. Lentamente también, se la volvk a meter hasta el fondo. Y ask comencé a moverme dentro de ella, con movimientos largos y lentos, incrementando poco a poco el ritmo, buscando sincronizarme con Mauricio. Él tenka su mano en la cintura de Carla y la mka estaba mis abajo en su cadera. Ambos nos apretibamos contra ella y se la sacibamos y se la metkamos hasta el fondo al mismo tiempo. Carla parecka estar gozando a mis no poder, sus gemidos eran cada vez mis guturales y mis fuertes. Nosotros nos movkamos cada vez mis ripido y mis a fondo.
Mientras pasaba todo esto, mi mente me decka que tenka que estar sonando. Tanto habka deseado yo a mi cunada, tanto habka secretamente admirado su cola y ahora no sólamente la estaba cogiendo por el culo, no sólamente su esposo Mauricio estaba enterado, no sólamente estaba presente, sino que se la estaba cogiendo también junto conmigo.
Nuestro ritmo iba aumentando mis y mis, nuestros movimientos eran un poco mis cortos pero mis profundos. Carla parecka no poder soportar tanto placer, los jadeos de los tres llenaban toda la casa. Mi mano derecha dejó de tomarla por la cadera y estiré el brazo para tomar a Mauricio por detris de su cintura. El hizo lo mismo y entre los dos apretibamos a Carla entre nosotros y la cogkamos cada vez mis fuerte, mis ripido, mis profundo. En un silencioso pacto sincronizibamos nuestros movimientos y nos dedicibamos a darle a ella mis y mis placer. Sentka que mi leche hervka dentro mko y pugnaba por explotar e intuka que Mauricio tenka que estar en la misma situación.
Los gritos de Carla ripidamente se transformaron en pequenos grititos esporidicos que subkan en ritmo y fuerza, su culo apretaba mi pija salvajemente y casi no la dejaba mover, todo su cuerpo se convulsionaba y yo no estaba seguro de si era su segundo o tercer orgasmo, sólo de que era el mis intenso de la noche y probablemente de mucho tiempo. Al tiempo que sentka mi verga latir dentro de Carla y llenarla con mi leche. El orgasmo de Carla se prolongó en un grito agudo y sostenido mientras su concha y su culo recibkan toda la leche de Mauricio y también toda la mka. Parecka que no podkamos meterla mis adentro y asn ask nos apretibamos mis y mis contra ella en fuertes embestidas que la hackan sacudirse como si fuera un muneco.
Finalmente quedamos los tres inmóviles, agotados, apretados, recuperando nuestra respiración. Mi verga, ya perdiendo su fuerza pero todavka erecta, se contraka soltando sus sltimas gotas dentro del culo de Carla, ninguno de los tres nos movimos por un buen rato.
Lentamente, y sin decir nada, fuimos deshaciendo nuestro abrazo. Mauricio se levantó y tomando de la mano a Carla la guió en la penumbra hasta el cuarto de bano. Por mi parte tomé mi short del costado de la cama y me fuk al otro bano. Mientras me lavaba, mientras orinaba y mientras me colocaba el short, trataba de hacerme a la idea de lo que pasarka cuando volviera al cuarto. Me quedé un buen rato frente al espejo pensando qué podrka decir o que cara poner, y la verdad es que no tenka la menor idea.
Cuando volvk al dormitorio, la luz estaba encendida y ellos ya se habkan vuelto a vestir, se habkan peinado y estaban abrazados esperindome y me miraban sonriendo tkmidamente.
æCuindo vuelve mi hermana? se animó a decir Carla. Pasado manana en la tarde contesté todavka tkmido.
Quedamos los tres en silencio, sin mirarnos y sin saber qué decir.
Bueno, ya nos vamos intervino Mauricio. Los acompano hasta la puerta.
Mientras los seguka hasta la puerta, volvk a mirar la cola de Carla, esta vez con un sentimiento diferente. Miraba ahora el culo que habka estado cogiendo hasta hacka unos minutos, que me habka dado la mejor cogida de mi vida y todavka no podka creerlo. Al llegar a la puerta Mauricio interrumpió mis pensamientos.
æCuindo es el próximo partido? Creo que el próximo sibado. æVan a estar en casa? preguntó Carla. Si Bueno, entonces los llamamos y arreglamos para venir a verlo juntos æte parece? dijo Mauricio, tentativo. Claro, no hay problema. Después nos hablamos contesté yo con un dejo de duda en mi voz.
Pero al despedirlos, con un beso en la mejilla a Carla y un apretón de manos a Mauricio, los tres nos miramos y para los tres fue totalmente claro lo que eso significaba. Los miré alejarse, cerré la puerta y me fui a dormir.